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<p>El hígado graso no alcohólico es uno de los problemas más comunes entre las personas con obesidad, diabetes y altos niveles de colesterol. Afortunadamente, si aquellos que lo padecen cambian ciertos hábitos y adoptan medidas saludables, es posible controlarlo y tener una buena calidad de vida. </p>
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Como su nombre lo indica, la enfermedad de hígado graso no alcohólico es una acumulación de grasa en el hígado provocada por el sobrepeso u obesidad. Aunque en algunos casos no provoca ningún problema, puede causar una inflamación que derive en daño hepático.
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Varias investigaciones comprobaron que la aparición de hígado graso no alcohólico en niños y adolescentes está asociada a la obesidad y la resistencia a la insulina. Actualmente, es la afección hepática crónica más común en esta población. Lo bueno, es que tanto niños como adultos pueden combatirlo incorporando algunas medidas saludables:
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Haz ejercicio
Se demostró que perder entre 5 y 10% del sobrepeso ayuda al hígado y a sus enzimas a trabajar mejor. Combina tus actividades con un programa de ejercicio moderado de 3 a 4 veces a la semana para lograr una frecuencia cardíaca más elevada. No es necesario que empieces realizando grandes esfuerzos, una simple caminata es un buen comienzo. Lo importante es ser constante.
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Ejercicios para mantenerse en forma
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Cuida la dieta
Es esencial que la actividad física regular sea acompañada por una alimentación sana. Evita el alcohol y la fructuosa y grasas trans que contienen los refrescos, comidas rápidas y productos ultraprocesados. En su lugar, aumenta los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6, consumiendo pescado magro, aceite de oliva y frutos secos.
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Come kiwi y papayas
Un estudio en ratones en período de embarazo y lactancia encontró que un antioxidante, llamado Pyrroloquinoline quinone (PQQ), presente en el apio, kiwi y papaya, puede ayudar a prevenir el hígado graso. Aunque no se probó con otros alimentos, la PQQ también se encuentra en pimientos, perejil y espinacas.
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Suma probióticos
Incorporar probióticos a tu dieta diaria también será de gran utilidad, ya que pueden equilibrar la flora intestinal, y así, disminuir la acumulación de la grasa en el hígado. Según la evidencia científica existen tres cepas que demostraron tener efectos positivos: Lactobacillus paracasei CNCM I-4034, Bifidobacterium breve CNCM I-4035 y los Lactobacillus rhamnosus CNCM I-4036
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Café y té
Distintas investigaciones encontraron que el té y el café tienen efectos protectores contra el hígado graso. Esto se debe a que el consumo de estas infusiones, ricas en cafeína, puede estimular la metabolización de los lípidos (grasas) almacenados en las células del hígado, y por ende, reducir el riesgo de la enfermedad.
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No te olvides del agua
<p>El agua juega un papel crucial en el control del hígado graso. Cuando no hay suficiente líquido en el cuerpo, actividades como el metabolismo y la descomposición de grasa para uso celular, se complican. Por eso se recomienda tomar entre 2 a 2 ½  litros de agua diarios. Además, mejorarás tu digestión y favorecerás la salud de tu corazón, huesos y piel.</p>
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Beneficios de beber agua mineral
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Visita al médico
Una vez que hayas adoptado las medidas anteriores es importante que visites frecuentemente a tu médico para evaluar cómo responde tu cuerpo. En base a los resultados, el profesional considerará otras opciones terapéuticas, como la farmacológica. Esto puede incluir vacunas contra la hepatitis A y B, y administración de suplementos de vitamina E.
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Anticípate
La importancia de los controles rutinarios es que te permiten tratarte cuanto antes. De lo contrario, el hígado graso puede progresar a la etapa de cirrosis, en la que afecta la capacidad del hígado para tratar infecciones y eliminar toxinas. Esto también puede devenir en trastornos de sangrado, insuficiencia renal, confusión y malestar mental e incluso cáncer de hígado.
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Fuentes consultadas:
Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Clínica Mayo, Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, Organización Mundial de Gastroenterología.
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