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¿Tienes colesterol? 10 mitos que debes conocer

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El colesterol es ampliamente conocido como uno de los enemigos de la salud cardiovascular.

A pesar de su popularidad, existen muchas creencias erróneas a su alrededor. Esto puede llevar a que no se lo controle o trate como corresponde, aumentando así el riesgo de diferentes afecciones cardiovasculares. Conoce aquí los mitos más comunes sobre el colesterol y las respuestas de los expertos.

Mito 1: Todo el colesterol es malo

Esta es una creencia muy extendida pero no por ello cierta. El colesterol es una sustancia que se parece a la grasa, se encuentra en todas las células del cuerpo y lo necesitamos para producir vitamina D, hormonas y compuestos que facilitan la digestión.

Aunque el organismo puede generarlo por su cuenta, también lo obtiene de diferentes alimentos, principalmente de origen animal, como quesos o carnes.

La sangre transporta el colesterol a las células a través de partículas llamadas lipoproteínas. Dos de las más importantes son la de baja densidad (LDL) también conocidas como colesterol "malo" (transporta el colesterol desde el hígado hasta las células, donde se utiliza en varios procesos), y las de alta densidad (HDL) o colesterol "bueno" (transporta el colesterol de regreso al hígado para luego ser eliminado).

Mito 2: No se puede hacer nada para reducir los niveles de colesterol

Afortunadamente, la hipercolesterolemia, es decir, los niveles elevados de colesterol en sangre, se puede prevenir adoptando un estilo de vida saludable. Esto incluye mantener un peso sano, incluir frutas, vegetales, cereales y legumbres en la dieta, hacer ejercicio regularmente, no fumar, evitar o limitar el consumo de alcohol y, si es necesario, tomar los medicamentos que receten los profesionales de la salud.

Mito 3: Solo se debe controlar el colesterol a partir de los 40 años

Las autoridades sanitarias coinciden en que se deben analizar los niveles de colesterol una vez entre los 9 y 11 años, nuevamente entre los 17 y 21 años, y luego cada cuatro o seis años. Estos lapsos pueden ser más cortos en el caso de niños, jóvenes o adultos que presenten factores de riesgo o historial familiar de enfermedad cardíaca temprana.

Mito 4: Solo los hombres deben preocuparse por los niveles de colesterol

Si bien la ateroesclerosis (acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias) suele afectar más a los hombres que a las mujeres, la enfermedad cardiovascular sigue siendo la principal causa de muerte en las mujeres.

Según explican los profesionales de la salud, las mujeres, después de perder los efectos protectores de los estrógenos, comienzan a acelerar su riesgo de enfermedad cardiaca y desarrollan el mismo riesgo que los hombres.

Debido a que las mujeres desarrollan enfermedades cardíacas a una edad más avanzada y viven más, se registran más ataques cardíacos anualmente en las poblaciones femeninas que en las masculinas.

Mito 5: Los niños no necesitan preocuparse por el colesterol

Aunque es más común que los niveles elevados de colesterol se vean en los adultos, los niños también pueden padecerlos. Incluso existe una afección llamada hipercolesterolemia familiar, en la que los niños pueden heredar altos niveles de colesterol de su madre, padre o ambos. Estos niños tienen un riesgo elevado de sufrir ataques al corazón o derrames cerebrales a edad temprana.

Mito 6: No debo preocuparme por el colesterol si tengo un peso saludable

Las personas con cualquier tipo de cuerpo pueden tener niveles elevados de colesterol. Aunque tener sobrepeso u obesidad aumenta las probabilidades de hipercolesterolemia, ser delgado no es garantía de protección.

Esto se debe a que los niveles de colesterol también se ven afectados por otros factores, como genética, alimentación, estilo de vida, nivel de actividad física, función tiroidea y uso de medicamentos.

Mito 7: Si tengo colesterol alto presentaría síntomas

En la mayoría de los casos el colesterol alto no causa síntomas, excepto en etapas tardías, cuando la acumulación en las arterias es excesiva y provoca obstrucción del corazón y los vasos sanguíneos.

Por ello, la mejor manera de conocerlos es mediante análisis de sangre frecuentes. Como señalamos, estos pueden ser menos constantes cuando la persona es joven, pero a medida que envejecemos se deben volver parte de nuestros chequeos de rutina.

Mito 8: Solo comer grasas aumenta los niveles de colesterol

Aunque las grasas saturadas y trans son las principales apuntadas por los aumentos de los niveles de colesterol, no son las únicas responsables. Las personas que tienen dietas ricas en azúcares o carbohidratos simples también pueden experimentar hipercolesterolemia.

Mito 9: Si tomo medicamentos, como estatinas, no es necesario hacer ejercicio o mantener una dieta saludable

Si bien es importante tomar los medicamentos cuando los recomienda un médico, esto no significa que se puede descuidar otros aspectos del estilo de vida. Por ejemplo, tomar estatinas ayuda a reducir los niveles de colesterol "malo" en sangre, pero no ayuda a controlar o perder peso.

Si no se mantiene una dieta saludable, rica en vegetales, frutas, cereales y legumbres, y a su vez se lo complementa con un estilo de vida sedentario, aumentará el riesgo de sufrir sobrepeso u obesidad, y con ello las probabilidades de padecer otras afecciones.

Mito 10: Todos tenemos los mismos objetivos de colesterol

Para conocer y determinar si los niveles de colesterol o triglicéridos en sangre son saludables o no, se determinaron ciertos valores que se miden en miligramos (mg) por decilitro (dl) de sangre. Sin embargo, no significa que todos debemos tener como objetivo encontrarnos dentro de esos valores.

Por ejemplo, en las personas que no tienen ningún problema cardiovascular, el colesterol "malo" debe ser inferior a los 100 mg/dl. Sin embargo, quienes tienen diabetes o una enfermedad cardíaca o vascular, el colesterol "malo" debe ser inferior a los 70 mg/dl.

Para recordar:

Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.

No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.

Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.

Fuentes consultadas: Asociación Estadounidense del Corazón, Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo.


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