Conoce los tipos de artritis más comunes y cómo pueden afectarte
Aunque no se sienta así, la inflamación es parte de un proceso de curación que ocurre cuando sufrimos algún tipo de lesión.
Nuestro sistema inmunitario se encarga de realizar esta tarea, sin embargo, en algunos casos puede desencadenar una inflamación crónica, que conduce a dolor, rigidez y daño articular. Aquí veremos por qué ocurre esto, cuáles son los tipos de artritis más comunes y cómo reducir el dolor.
Las articulaciones son el punto de contacto donde se unen dos o más huesos, como la rodilla, cadera, codo u hombro. Permiten que el esqueleto sea flexible, sin ellas, el movimiento sería imposible. Según su amplitud de movimiento, se pueden clasificar en:
- Sinartrosis, inmóviles o fibrosas: son articulaciones que no se mueven. Pueden hallarse entre los bordes de placa ósea que forma el cráneo, y también mantienen los dientes fijos en la mandíbula.
- Anfiartrosis, semimóviles o cartilaginosas: son articulaciones que se mueven muy poco. Están unidas por cartílago, como en la columna vertebral. Cada vértebra se mueve en relación con la superior e inferior, y, conjuntamente, dan flexibilidad a la columna vertebral.
- Diartrosis, móviles o sinoviales: son articulaciones que se mueven en muchas direcciones. Están llenas de líquido sinovial, que actúa como lubricante para ayudar a las articulaciones a moverse con facilidad. Aquí se encuentran las articulaciones de la cadera, codo, hombro, muñeca, rodilla o tobillo.
¿Por qué duelen las articulaciones?
El dolor articular puede ocurrir como consecuencia de muchos tipos de lesiones o afecciones. Normalmente, se deteriora la capacidad de regeneración de los cartílagos (tejido esponjoso que protege las articulaciones).
Esto deja a los huesos desprotegidos, que rozan uno contra otro y producen inflamación, dolor y protuberancias óseas en la articulación, provocando así rigidez y dificultad de movimiento. Las causas más comunes de dolor articular son:
- Artritis: inflamación o degeneración de una o más articulaciones.
- Bursitis: hinchazón e irritación de una bursa, especie de saco lleno de líquido que actúa como amortiguador entre los músculos, tendones y huesos.
- Dolor muscular.
A su vez, existen muchos tipos de artritis inflamatoria, destacándose:
Artritis reumatoide
Ocurre cuando el sistema inmunitario ataca el revestimiento de las articulaciones, especialmente en las manos, muñecas y pies. También puede afectar el corazón, pulmones y ojos.
Artritis psoriásica
Puede afectar las rodillas, tobillos, muñecas o dedos. Se estima que aproximadamente 30% de las personas con psoriasis (una afección autoinmune que causa parches elevados de piel escamosa) desarrollan artritis psoriásica.
Gota
Se caracteriza por una acumulación de ácido úrico, que puede formar cristales en las articulaciones, especialmente en el dedo gordo del pie, aunque también se puede localizar en las manos, muñecas o rodillas. Los cristales activan una respuesta inflamatoria temporal que puede volverse crónica.
Enfermedad por depósito de pirofosfato de calcio (CPPD o pseudogota)
En la CPPD, cristales de calcio se depositan en las articulaciones, especialmente en la rodilla, muñeca, hombro, tobillo o codo. Al igual que los cristales de ácido úrico en la gota, estos pueden hacer que el cuerpo responda con inflamación, que con el tiempo puede volverse crónica.
Osteoartritis
Es un desgaste de las articulaciones que recubren el cartílago liso, se ha considerado durante mucho tiempo una forma no inflamatoria de artritis, aunque actualmente se han reconocido algunas células inflamatorias presentes en esta afección.
Cómo se puede tratar el dolor articular
El dolor articular no suele ser una grave amenaza para la salud, sin embargo, deberás consultar a un médico si se ve acompañado por:
- Enrojecimiento e hinchazón excesiva.
- Sensibilidad y calor alrededor de la articulación.
- Deformidad de la articulación.
- Incapacidad de usar la articulación.
- Dolor intenso.
El profesional de la salud puede recomendar el uso de distintos medicamentos, como:
- Antiinflamatorios no esteroides (AINE): como ibuprofeno (Advil, Motrin). Reducen los niveles de prostaglandinas, sustancias químicas que promueven la inflamación.
- Esteroides orales o inyectados: reducen la inflamación y suprimen el sistema inmunitario.
- Inyecciones o infusiones intravenosas de fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad no biológicos (FARME): como metotrexato (Rheumatrex, Trexall). Inhiben el sistema inmunitario.
- Inyecciones o infusiones de FARME biológicos: anticuerpos como adalimumab (Humira). Inhiben el sistema inmunitario de una manera más dirigida que los FARME no biológicos.
- Medicamentos que reducen los niveles de ácido úrico.
Si el dolor articular es leve, puedes recurrir a distintos cuidados en casa:
- Aplicar frío (limita la circulación sanguínea) o calor (aumenta la circulación sanguínea) en la articulación afectada durante 10 a 15 minutos.
- Evitar mover la articulación de un modo que cause dolor o empeore la situación.
- Usar analgésicos de venta libre, como ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) o naproxeno sódico (Aleve).
Cómo prevenir el daño en las articulaciones
Se puede proteger las articulaciones mejorando la forma en que se realizan tareas cotidianas y modificando el estilo de vida:
- Buena alimentación: aceite de oliva, brócoli, cúrcuma, jengibre, fresas, arándanos, moras, frutos secos, espinacas, acelga, o naranja, son algunos de los alimentos que los expertos aconsejan incluir en la dieta para ayudar a cuidar las articulaciones. Esto se debe a que poseen efectos antioxidantes y antiinflamatorios.
- Evitar las sobrecargas: cuando sea necesario cargar o mover objetos pesados, procura utilizar las articulaciones y músculos más grandes y fuertes. De esta forma, distribuirás la carga en áreas de gran superficie y disminuirás el estrés sobre las articulaciones más pequeñas.
- Evitar o limitar el tabaco y la cafeína: los fumadores tienen un mayor riesgo de sufrir daño articular, óseo y muscular. A su vez, el consumo de cafeína excesivo se vincula a un debilitamiento de las articulaciones y los huesos.
- Evitar el sedentarismo: el ejercicio protege las articulaciones fortaleciendo los músculos alrededor de ellas. Cuando los músculos son fuertes, evitan que las articulaciones rocen entre sí, desgastando el cartílago. Puedes optar, por ejemplo, por los ejercicios acuáticos, que ayudan a mantener la flexibilidad y el rango de movimiento. Además, se aconseja cambiar de posición frecuentemente cuando se realizan actividades diarias, por ejemplo, trabajar. Estar mucho tiempo sentado o de pie puede causar graves consecuencias para las articulaciones.
- Perder peso: existe evidencia que indica que por cada ½ kg extra que obtienes pones cuatro veces más estrés en tus rodillas. Incluso con una pequeña pérdida de peso encontraras alivio.
Fuentes consultadas: Harvard Health Publishing, Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel.
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