Afección mental: señales de alerta de las que menos se habla
Los trastornos de salud mental son afecciones cerebrales que alteran las emociones, el pensamiento y el comportamiento. No están aislados del cuerpo, también pueden causar dolor físico. Otra cosa es cierta: como todos los seres humanos tienen un cerebro, cualquier persona puede desarrollarlos. De hecho algunas de ellos, como la depresión o el desorden de ansiedad, son muy comunes.
Sin embargo, a pesar de las campañas de concientización, leyes que avalan el cuidado del bienestar mental, y un mayor conocimiento de estos trastornos, diagnosticarlos todavía es un desafío, por muchas razones, pero en parte porque algunos de sus síntomas todavía se mantienen en las sombras. Conocerlos empodera el actuar para confrontar a la afección mental, y comenzar el camino para superarla.
Existen ciertos prejuicios o estigmas en la comunidad latina para buscar atención de salud mental, por eso, la dificultad a la hora de hablar de los síntomas es una barrera crítica. Muchas veces, los signos de alerta persistentes se "camuflan" bajo términos más comunes: "estoy triste" cuando se trata de un estado depresivo, o "estoy nervioso" cuando se trata de ansiedad. De esa manera, forman parte de cambios de humor cotidianos que llevan la "marca" de la afección mental, pero a los que no se les da la atención que merecen.
A veces, la misma persona es consciente de algunos cambios que puede observar en sus pensamientos o comportamiento, aunque tal vez no los puede explicar o comprender. Pero en muchos casos es alguien del entorno, un amigo, colega o pariente el que puede ver que algo no anda bien.
Algunos de los síntomas de una afección de salud mental son visibles, es decir, la misma persona u otra puede observarlos, por ejemplo, el llanto excesivo. Es fácil ver que alguien no puede parar de llorar, o que ha estado llorando en el baño del trabajo o de un restaurante. Las lágrimas frecuentes, sin una razón aparente, son un signo frecuente de la depresión
Lo mismo ocurre si el síntoma es beber en exceso, lo que puede conducir a un desmayo o a la pérdida de control frente a una determinada situación. Una persona cercana que conoce los hábitos de beber de un amigo o familiar, se dará cuenta si está cruzando la línea de manera más frecuente de lo normal.
Sin embargo, otros síntomas de trastornos de salud mental frecuentes son más difíciles de percibir, incluso para el mismo afectado o para su círculo cercano. O se ocultan intencionalmente. Reconocerlos, y aceptarlos, es muy importante, para tomar decisiones informadas sobre los pasos a seguir para enfrentar la afección mental.
Capacidad de ocultación. Hay personas que no saben que pueden estar viviendo con depresión, se sienten tristes, sin apetito, enojadas, pero lo atribuyen al estrés o a los desafíos de la vida. Pero otras quizás comprenden que algo no está bien y simplemente deciden, de manera consciente o no, ocultarlo: siguen funcionando laboral y socialmente, y desarrollan lo que se conoce como "depresión sonriente". Es un estado de cuidado, porque los síntomas no tratados pueden empeorar.
Malestares físicos. Un dolor de cabeza, de barriga, o de cuello pueden ser expresiones físicas de la depresión o la ansiedad. Pero resulta más difícil relacionarlos con una afección de salud mental. Si la persona experimenta otras de las señales de alerta junto con estos dolores, debería consultar con su médico.
Mal dormir. Aunque es un problema común para millones de personas, también puede relacionarse con una afección mental y ser difícil de identificar como tal. La investigación sobre los cambios en los hábitos de sueño, el mal dormir y la depresión están estudiados. En estos casos, nuevamente vale la pena estar atento: si se presenta un conjunto de síntomas, si son cinco o más, y son consistentes, la consulta médica es necesaria.
Ideas suicidas. Esta es quizás una de las señales sobre la que hay mayor tabú. Si no se verbaliza y es solo una idea en la cabeza, un pensamiento, es otro de los signos ocultos imposible de detectar. Por eso es esencial buscar ayuda,hacer una cita con un especialista, y ser honesto cuando pregunte sobre este pensamiento.
Fuentes: Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, Mental Health America, OPS, OMS, WebMD, estudios científicos.
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