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Maltrato en la vejez: cómo evitar lo inaceptable

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“Se envejece como se vive”, decía un profesor a sus alumnos. Una de las alumnas era yo, y no lo he olvidado. 

Desde la antigüedad hasta la actualidad cambió mucho el rol del adulto mayor o del  anciano. En el pasado eran consejeros y eran tratados con mucho respeto. Pero hoy, en una sociedad que valora en exceso lo nuevo y espléndido, los ancianos no ocupan un lugar de privilegio. 

Desde la búsqueda de un nombre se percibe la dificultad para definir a la persona con años de vida y experiencia. Es difícil encontrar una categoría que actualmente defina a ese grupo de edad mayor de 65 años: ¿viejo-vieja, tercera edad, grande, adulto mayor,  anciano?

Estos nombres  responden a distintas causas: al mercado laboral por el retiro, a la salud, a los vínculos afectivos o a la sexualidad, aspectos ignorados desde lo social. 

Algunas personas envejecen con buena salud, amigos,  trabajos o tareas que realizar, pero no todos envejecemos igual y algunos después de los 70 dependen de otras personas hijos o cuidadores. Ya sea por problemas de salud o de dinero o ambas cosas, lo cierto es que la dependencia, en distintos niveles,  es inevitable, ya sea de un ser querido o de un cuidador fuera de la familia. En cualquiera de las casos, y aún mediando un gran afecto por esa persona mayor, el cuidado o la asistencia agotan.

Relaciones difíciles ¿o violentas?

La palabra violencia remite a fuerza y a ímpetu, por eso en general se relaciona con la violencia física en primer lugar. Pocas veces se considera la violencia emocional que originan  la injusticia o el abuso de poder, que daña cuerpos y valores,  y afecta mente y espíritu.

En muchos casos trabajé con familias que vivían en casa de sus padres por no tener medios para vivir solos. En otros casos, el anciano estaba internado en una residencia o asilo  porque sus familiares no podían hacerse cargo. Observé que en ambas situaciones había alguien a cargo que no siempre sabía cómo suministrar la medicación, como higienizarlo, o darle de comer, o acompañar según el caso. 

Las personas mayores son maltratadas muchas veces por ignorancia, en otros casos el cuidador tiene una historia negativa con el anciano y se venga; otras veces el cuidador es grande de edad y está agotado. 

El estrés del cuidador también importa

Esta sensación de cansancio y agotamiento es el estrés del cuidador, lo sufre quien lidia mucho tiempo con alguien que depende en gran medidas de él o ella y provoca mucho daño a ambos,  pero el más frágil y lastimado es la persona mayor. 

Es frecuente quien cuide al anciano sea una mujer ya que socialmente tanto en las familias como en instituciones el rol de cuidador/a lo tiene la mujer.
¿En qué consiste el maltrato?  En dar mal la medicación (de más o de menos), los empujan, no los higienizan, los golpean, aprietan sus brazos para obligarlos a algo, los aíslan, los alejan de afectos y cosas que le gustan. El miedo es el vínculo que generan en el anciano que no cuenta nada a nadie y niega si le preguntan. 

Los actos de violencia se evidencian en acciones y en omisiones; es violencia golpear a alguien, insultarlo, ignorarlo, impedirle ver a sus seres queridos, no dejarle hacer lo que le gusta o decir lo que piensa.

El tema de la violencia hacia las personas mayores es complejo porque intervienen factores emocionales, legales, económicos, psicológicos y de estructura social. Hay un conjunto de valores y creencias que avalan conductas de subestimación y abandono del anciano.

¿Quiénes son las víctimas?

La mayoría de las víctimas son mujeres, pero esto también les sucede a algunos hombres. Las personas mayores más propensas a ser maltratadas son las que no tienen parientes o amigos cerca y las que tienen discapacidades físicas o problemas de memoria o demencia.

Aunque le puede suceder a cualquier persona mayor, a menudo aquellas que dependen de otros para que les ayuden con actividades de la vida diaria, incluso bañarse, vestirse y tomar sus medicamentos, son las más afectadas. A menudo se abusa de las personas más frágiles porque parecen ser víctimas fáciles.

¿Qué se debe hacer?

Es fundamental recurrir a especialistas en el tema y tener en cuenta que en las familias todos deben colaborar.  La recomendación es no dejar en manos de una  sola persona toda la tarea, porque agobia y el adulto mayor termina siendo  víctima de maltrato.

 Hay grupos de ayuda para cuidadores a los que se puede recurrir para contar qué sucede y escuchar a otras personas a quienes les pasa lo mismo, eso ayuda mucho y crea redes que sostienen al cuidador. 

Si el adulto mayor junto con la familia deciden buscar una  institución,  residencia o asilo, deben verificar que el lugar tenga personal suficiente y capacitado. 

Todas estas situaciones deben ser tenidas en cuenta por los profesionales que atienden a la persona mayor, dado que son ellos los que pueden detectar el maltrato físico y/o emocional y hacer algo al respecto, ya sea orientar al cuidador y a la familia o hacer una denuncia si la situación fuera grave.


Sobre la autora: La licenciada María Rosa Rivero es terapeuta familiar y logoterapeuta; especialista en terapia cognitiva conductual y violencia familiar. Fue docente del posgrado de Violencia Familiar de la Universidad de Buenos Aires. 

Para más información y consultas, escribir a:  licenciadariveromr@gmail.com


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