Depresión posparto, algo más que una tristeza pasajera
Hay miedos que nunca cambiarán con la llegada de un bebé. No importan las modas, la psicología ni siquiera las apps que indican hasta cuándo cambiar un pañal o la hora de amamantar. El miedo al parto, a la tristeza, a la irritabilidad que debilita hasta el punto de no poder disfrutar de la presencia del nuevo hijo o hija parecen ser parte del proceso de ser madre, como pujar. Se llama depresión posparto o “baby blues”, un período pasajero de tristeza que suele afectar a 1 de cada 7 mujeres, según la Asociación Americana de Psicología.
Se le atribuyen varias causas: un desajuste hormonal, falta de sueño, experimentar un cambio de vida trascendental, o que la mujer se siente sobrepasada por todo lo que significa ser madre. Hasta la falta de luz solar podría tener una influencia especial en el estado de ánimo.
Los médicos dicen que es normal que la nueva madre experimente ansiedad, irritación, tristeza o llantos inexplicables. Incluso aquellas que no están diagnosticadas como deprimidas, experimentan pensamientos, imágenes y fantasías igualmente perturbadoras.
Depresión posparto es depresión
La depresión posparto puede ser algo mucho más grave que los baby blues. Cuando esos sentimientos persisten dos semanas después del nacimiento o si comienzan un mes o más luego del parto o cesárea, la depresión puede llegar a ser tan grave como que una madre tenga ideas suicidas o incluso piense en hacerle daño al bebé. Pero la mayoría no recibe tratamiento.
Las mujeres con depresión posparto, además de experimentar sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y agotamiento, no llegar al punto de no poder ocuparse del cuidado diario del bebé ni de ellas mismas.
Sin embargo, a pesar de la prevalencia de estos pensamientos entre los nuevos padres, las madres rara vez se sienten lo suficientemente cómodas como para discutirlos. Sufren en silencio, esperando que se les pase, llenas de culpa por no ser la mejor madre.
¿También los papás?
Los padres quieren ser parte de la experiencia del recién nacido, pero con frecuencia sienten que quedan afuera. Las mamás quizá no siempre se den cuenta de que los están excluyendo del cuidado del bebé, y tal vez no se den cuenta de que ellos también quiere pasar algo de tiempo con el pequeño.
Se ha demostrado que hasta uno de cada 10 hombres se enfrenta a esta afección tras la llegada de un recién nacido, asociada por lo general con la paternidad primeriza.
Los nuevos papás también pueden experimentar cambios hormonales que alteran el estado de ánimo, dicen los investigadores. Algunos de los síntomas resultan ser similares, como fatiga extrema y cambios en los hábitos de alimentación o sueño.
Estos hombres con depresión posparto necesitan el respaldo familiar y en algunos casos podrían requerir de tratamiento profesional. Animar al papá a involucrarse con el bebé y que la pareja pase tiempo junta es una forma de ayudarlos a sentirse mejor.
¿Cambia el cerebro después del parto?
Los científicos están utilizando técnicas especializadas para examinar el cerebro después del parto. Sus hallazgos se centran en las explicaciones fisiológicas y evolutivas de por qué tantas madres son propensas a los pensamientos intrusivos, y por qué este nivel normal de ansiedad posparto puede convertirse en un trastorno grave.
Se espera que estos nuevos estudios sobre la biología de la depresión posparto ayuden a eliminar parte del estigma y el silencio que rodea este tipo de trastorno.
Durante el período del embarazo el cuerpo de la mujer transita por numerosas transformaciones, aunque todavía no se sabe lo suficiente sobre las modificaciones en el cerebro de la futura mamá.
Un estudio publicado por la revista Nature Neuroscience, basado en investigaciones de científicos españoles, demostró que el embarazo produce cambios a largo plazo —al menos hasta dos años después del parto— en la morfología del cerebro de la madre. Esas modificaciones cerebrales preparan a la mujer para recibir y atender a su hijo.
Investigadores de la Universidad de Yale, completaron hace unos pocos años un estudio innovador sobre las nuevas mamás y los papás. Utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), una técnica que rastrea el flujo sanguíneo y los patrones relacionados de actividad en el cerebro, para ver qué circuitos neuronales se activaron cuando los padres sanos vieron y escucharon a sus bebés.
Estudios previos habían examinado los cerebros de los padres mientras observaban las fotos de sus bebés, encontrando actividad en áreas del cerebro asociadas con el placer y el estado de ánimo positivo. Pero cuando los padres en el estudio de Yale escucharon llorar a sus bebés, los investigadores observaron actividad en redes neuronales estrechamente asociadas con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), así como en áreas del cerebro asociadas con emociones sociales como la empatía.
La importancia de la luz del sol
Para profundizar más en las causas de la depresión posparto, un equipo de investigadores de la Universidad de California en San Francisco revisó datos de 293 madres primerizas, con un riesgo general de depresión del 30%. La cantidad de luz diurna que recibieron durante el último trimestre del embarazo, historial de depresión, edad y cuántas horas dormían fueron algunos de los aspectos que analizaron.
Concluyeron que las horas de luz a las que estuvieron expuestas durante el último mes de embarazo y justo después del parto tuvo una gran influencia en la probabilidad de que desarrollaran síntomas. El riesgo de depresión fue más bajo entre las mujeres cuyo último trimestre coincidió con más horas de luz.
La menor exposición a la luz solar no solo se asoció con la gravedad de los síntomas depresivos: estos se hicieron más severos después del nacimiento de sus bebés.
En algunos casos la falta de luz solar puede ocurrir por razones naturales: si viven en países del hemisferio norte y el final del embarazo coincide con los períodos en los que se acorta la duración estacional del día, por ejemplo. Sea cual sea la razón, afirmaron los investigadores, exponerse a la luz solar a durante el tercer trimestre podría minimizar los síntomas depresivos, incluso en los primeros tres meses de vida del bebé.
Medicación ¿sí o no?
No está claro si los antidepresivos son eficaces para la prevención de la depresión posnatal y se sabe poco acerca de los posibles efectos adversos para la madre y el bebé, especialmente durante la lactancia. Se necesitan ensayos más amplios que incluyan comparaciones de medicamentos antidepresivos con otros tratamientos profilácticos (por ejemplo, psicoterapias) y examinen los efectos adversos para el feto o el bebé.
En Estados Unidos, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) aprobó en marzo de 2019 el primer medicamento para tratar específicamente la depresión posparto.
El medicamento, denominado Zulresso, se administra en centros médicos habilitados, de manera restringida, por vía intravenosa a lo largo de 60 horas. La mamá debe estar en un entorno seguro y controlada por un médico porque la droga puede causar "un estado de excesiva sedación y pérdida de conciencia".
La FDA explicó que la eficacia de la droga se probó en dos ensayos clínicos en los que las mamás se dividieron en dos grupos: uno tomó la medicación y el otro tomó solo un placebo (una sustancia sin la droga). En los ensayos se observó que un poco de la droga puede pasar al bebé si la mamá está amamantando, pero expertos dicen que “no es algo significativo ni perjudicial para el bebé”.
Madres plenas y felices, hijos sanos
Llegar a un mejor tratamiento de las madres tendrá implicaciones directas para los bebés y los niños. La investigación ha demostrado constantemente que los niños de madres con depresión crónica tienen mayores dificultades emocionales y cognitivas a medida que crecen. Pero las perspectivas de estos niños de llegar a tener vidas saludables y felices serán mejores si sus madres reciben comprensión y tratamiento.
Artículo actualizado el 27 de Diciembre, 2022
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