Las nalgadas dejan secuelas de por vida
Un castigo que es habitual en padres de todo el mundo, no sólo no reporta beneficios en la educación del niño, sino que al contrario, provoca daños que se reflejan en sus acciones hasta en la edad adulta. También se los expone a ser más obesos y a padecer de varias enfermedades.
Tal vez es hora de hablar de los límites, pero a los padres, piensan algunos expertos. Y aquí no habría lugar para el castigo físico. Los psicólogos afirman que la disciplina en la infancia es una de las cosas que más marcan a las personas desde pequeñas. Y sobre todo, la forma en que se asimilan los castigos corporales de los padres.
La clásica “mano dura" que se utilizó por décadas para educar, fue perdiendo fuerza, nuestros abuelos no concebían una disciplina sin nalgadas, un tirón de orejas y hasta una paliza armados de un grueso cinto. Pero muchos padres modernos ya han dejado de lado estas prácticas intimidatorias y recurren a otros métodos, ya que creen que es innecesaria la violencia.
A ese grupo de padres, los psicólogos les dicen “bien, enhorabuena, están en lo cierto”. La investigación académica está de acuerdo con esa tendencia, porque ya se ha comprobado que las nalgadas hacen a los niños más agresivos, más propensas a aumentar de peso y con más probabilidades de sufrir una serie de enfermedades.
Los niños cuyos padres recurren a nalgadas tienen menos rendimiento académico y un pobre desarrollo del lenguaje que los niños cuyos padres utilizan otras tácticas de educación, dicen los investigadores. Pero eso no es todo, los padres que pegan a sus hijos podrían estar poniéndolos en riesgo de dolencias físicas: otro estudio encontró un 24% más de riesgo de obesidad en la edad adulta y un 35% más de propensión a padecer artritis en niños que fueron golpeados.
Si los niños aprenden con violencia, se expresarán de esa misma manera y nunca aprenderán a comunicarse bien, dicen los expertos. "Cuando quieren el juguete de otro niño, los padres no les han enseñado cómo utilizar sus palabras o cómo negociar. Así que recurren a la única forma de coerción que conocen: la violencia”, dijo Elizabeth Gershoff, de la Universidad de Texas en Austin.
Para evitar esta dolorosa y traumática forma de disciplina, los mejor es recurrir al diálogo, aconsejan los psicólogos.
Porcentajes peligrosos
Los investigadores de la Universidad de Michigan examinaron a 2,788 familias de una zona urbana de EE.UU. y cuando se les preguntó si había dado una palmada a un niño de 1 año de edad en el último mes, el 30% de las madres y los padres informaron que sí, ya sea con el consentimiento de ambos o simplemente de uno de ellos.
En 32 países se prohíbe expresamente que padres y cuidadores apliquen castigo físico a los niños, pero la práctica es legal en Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, la Academia Americana de Pediatría recomienda no recurrir al uso del castigo físico como forma de disciplina infantil.
Pero sigue siendo un recurso utilizado. Un estudio de 2010 de la Universidad de Carolina del Norte reveló que casi el 80% de los niños de preescolar en EE.UU. reciben nalgadas.
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