Comida picante ¿es buena para la salud?
En diferentes regiones y culturas del mundo la comida picante es un rasgo distintivo.
También hay quienes prefieren agregar a sus platillos pimientas o chiles para darles un característico picor. Más allá de gustos o costumbres la gran pregunta es ¿qué tan buena es la comida picante para la salud?
El picante o picor (muchas veces confundido con un sabor) es una sensación de ardor causada por ciertos compuestos que activan la sensación de acidez y calor en el canal iónico sobre los nociceptores (receptores del dolor). Uno de los responsables del picor más conocido, y tal vez de los más estudiados, es la capsaicina, el compuesto activo de los chiles picantes.
La capsaicina es una sustancia aceitosa que se vincula con los receptores del dolor en la lengua y a lo largo del tracto digestivo. Es la responsable de que el cerebro sienta que se "incendia" cuando muerde un chile, aunque realmente esta sustancia no quema.
Lo que ocurre es que "engaña" al cerebro para que identifique un cambio de temperatura, lo que resulta en la sensación de calor y dolor. Esto hace que el cerebro envíe señales al resto del cuerpo para enfriarse y eliminar los síntomas inducidos por la capsaicina, como escurrimiento nasal, lagrimeo ocular e incluso babeo.
Lo cierto es que la capsaicina se desvincula de los receptores del dolor de la boca tras aproximadamente 20 minutos, aunque luego ocurre toda una serie de síntomas nuevos cuando comienza a desplazarse por el sistema digestivo, como ardor en el pecho, hinchazón de garganta, diarrea, náuseas, e incluso vómitos.
A pesar de todas estas molestias inmediatas, muchos investigadores sostienen que el consumo de comida picante tal vez sea beneficioso a largo plazo por distintos motivos.
Por ejemplo, un trabajo publicado en Journal of the American College of Cardiology halló que el consumo regular de chiles rojos picantes se asoció con una reducción del 13% de la mortalidad, específicamente por enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular (ACV).
Otro estudio encontró que la capsaicina puede dificultar la metástasis de cáncer de pulmón. Este es el proceso mediante el cual las células cancerosas se esparcen por el cuerpo.
Existe evidencia que señala que el consumo frecuente de comida picante puede ser bueno para la salud cardiovascular, gracias a las propiedades antiinflamatorias de la capsaicina. Además, muchas veces se la señala como una gran opción para perder o controlar el peso, dado que la capsaicina aumenta la velocidad con que se usa la energía y quema las reservas de grasa.
También es común que la capsaicina suele ser el ingrediente principal de muchos ungüentos, geles, parches terapéuticos y analgésicos usados para tratar muchas afecciones, desde artritis hasta la fibromialgia y los dolores de cabeza.
Incluso un estudio publicado en Hypertension halló tras analizar las preferencias de sabores y salud de más de 600 personas, que a quienes les gustaban los alimentos picantes tendían a consumir hasta media cucharada de sal menos por día, en comparación con las personas que no consumían comida picante.
Un consumo bajo o moderado de sal ayuda a reducir el riesgo de hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca e infartos, daño renal e incluso el desarrollo de distintos tipos de cáncer, como el gástrico o colorrectal.
Si bien la mayoría de las bondades que se asocian a la comida picante provienen de la capsaicina, recuerda que también existen otros compuestos vinculados al picor que pueden traer diferentes beneficios, como la piperina (se encuentra en la pimienta), gingerol (se encuentra en el jengibre) y alicina (se encuentra ajos y cebollas crudas).
Precauciones
Es importante tener en cuenta que, si bien la capsaicina tiene muchos beneficios para la salud, no es buena para todos. Algunas personas, como es el caso de quienes padecen gastritis, pueden sufrir dolor, eructos frecuentes, náuseas e incluso sangrado abdominal ante la exposición constante a esta sustancia.
La ingesta excesiva de comida picante también puede aumentar el riesgo de otros malestares, como diarrea o reflujo ácido. Algunos de los productos que se utilizan terapéuticamente, como los parches de capsaicina para aliviar el dolor, también poseen efectos secundarios, como náuseas y vómitos.
Incluso existen investigaciones, como la publicada en Nutrients, que halló tras analizar a más de 4.500 participantes mayores de 55 años, que el consumo constante y excesivo de alimentos picantes puede afectar la función cognitiva, aumentando el riesgo de demencia.
Los expertos también advierten sobre los casos en los que se abusa del consumo de comida picante por voluntad propia, como ocurre con los desafíos virales en Internet que proponen comer, por ejemplo, Carolina Reapers, reconocidos como los ajís más picante del mundo según el Guinness World Records. Estos pueden provocar dolores importantes de cabeza y cuello cuando se los consume en exceso, e incluso hospitalizaciones.
Otro aspecto para tener en cuenta es el de los suplementos de capsaicina (que ofrecen una mayor concentración de la sustancia que la que se puede encontrar normalmente en los alimentos).
Aunque muchos estudios coinciden en que las dosis seguras de capsaicina diaria oscilan entre 2 y 6 mg, los expertos recomiendan precaución. Esto se debe a que los suplementos no se someten a las mismas regulaciones por las que pasan los medicamentos, por lo que las dosis no están estandarizadas.
Lo mejor antes de usar este tipo de productos es consultar a un profesional de la salud, y solo consumirlos bajo recomendación y supervisión de este.
Fuentes consultadas: Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU., Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Hypertension, Journal of the American College of Cardiology, Nutrients.
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