Grasas trans: consumes más de lo que crees
Las grasas trans se convirtieron en una mala palabra por ser un vehículo directo para aumentar el colesterol “malo”. Pero las etiquetas de información nutricionales pueden indicar que un alimento es “sin grasas trans”, aún cuando contengan una pequeña proporción. ¿Cómo liberarnos de ellas?
Según una publicación reciente de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), uno de cada diez alimentos que se venden en los Estados Unidos contiene grasas trans. Sin embargo, este dato no figura en las etiquetas de información nutricional, y por eso los expertos en salud pública están buscando poner más presión para que se prohíba en forma definitiva el uso de grasas trans sintéticas en todos los productos alimenticios que se fabrican en EE.UU.
Nuestra nutricionista Gloria Rabell explica que durante el proceso de elaboración de muchos alimentos, en especial comidas rápidas, productos de fritura y repostería comercial, se agrega hidrógeno a las grasas para cambiar su estado de líquido a sólido. Este proceso permite realzar el sabor y alargar el tiempo de conservación. Si bien algunos alimentos contienen grasas trans en forma natural, presentes en un bajo porcentaje en algunos subproductos de origen animal, la mayoría proviene de los aceites parcialmente hidrogenados (PHO, por sus siglas en inglés).
Hace una década, cuando se hicieron las primeras advertencias sobre el efecto nocivo de estas grasas, empezó a bajar su consumo en los Estados Unidos. La medida fue posible gracias a varios edictos que prohibieron su uso en comidas ofrecidas en restaurantes y productos de panadería. Pero según un estudio realizado por el Departamento de Salud de Higiene Mental de la Ciudad de Nueva York, estas grasas siguen siendo utilizadas por la industria alimentaria.
Christine Curtis, asistente del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York y coautora del estudio, recuerda que si bien se está intentando eliminar las grasas trans de los alimentos, aún hay un montón de comidas envasadas que las utilizan. “Creemos que los consumidores están ingiriendo grasas trans artificiales sin saberlo, cuando las recomendaciones indican comerlas lo menos posible”, manifestó la funcionaria.
En el análisis de la entidad se revisaron datos nutricionales de 4,340 productos, donde 391 de ellos (un 9%), indicaban tener aceites parcialmente hidrogenados, que es la principal fuente de grasas trans. Y 330 de ellos, (el 84%), decían tener "0 gramos de grasas trans" en sus etiquetas de información nutricional. Algunos de estos alimentos son: aderezos para ensalada, palomitas de maíz, tortillas, papas procesadas, rosquitas, snacks, galletas saladas y dulces y sopas enlatadas.
El estudio realizado demuestra que el etiquetado puede ser engañoso, ya que según reglamentaciones federales, cualquier producto que contenga entre 0 y 0.5 gramos de grasas trans puede ser etiquetado como sin grasas trans. Esto podría representar un riesgo para los consumidores, ya que ingieren este tipo de grasas sin saberlo, con el consiguiente peligro para su salud ya que eleva notoriamente el colesterol “malo” y disminuye el “bueno”.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) está evaluando políticas para prohibir el uso de aceites hidrogenados en la industria alimentaria. Mientras tanto, se pide a los consumidores que estén alerta y lean cuidadosamente las etiquetas: si un producto dice contener cero grasas trans, se puede buscar en la lista de ingredientes las palabras aceite parcialmente hidrogenado o PHO. Si figura este ingrediente, sabrán que lo mejor es seguir de largo, y elegir otro producto más saludable.
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