Hallan el secreto de la adicción a la comida
La química cerebral jugaría un papel muy importante en la obesidad. Una nueva investigación comprobó que los cerebros de los gordos y de los flacos reaccionan de forma distinta ante la comida, y que esa diferencia marcaría la frontera entre comer en forma saludable y la adicción a ciertos alimentos.
Tal vez sea hora de dejar de culpar a las papas fritas: la causa de la obesidad podría encontrarse justo en cerebro. Las personas obesas tienen una actividad cerebral específica que las hace propensas a comer más, y a preferir alimentos ricos en calorías, encontró un estudio publicado en el Journal of Clinical Investigation.
"Hay razones biológicas por las que la gente no puede controlar su deseo por la comida", declaró el Dr. Robert Sherwin de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale.
En el estudio se utilizaron resonancias magnéticas (MRI) para observar las áreas el cerebro que se activan cuando una persona con hambre ve imágenes de comida.
En una persona delgada, el hambre activa partes del cerebro encargadas de motivar la búsqueda de alimentos, pero una vez satisfecha el hambre se activa el cortex prefrontal, encargado de producir satisfacción, lo que evita que el individuo siga comiendo.
Sin embargo, los científicos observaron que la gente obesa presenta mayor actividad en las áreas relacionadas con el hambre, por lo que se ven intensamente atraídas por la comida rica en calorías y azúcar.
Aunque los investigadores concuerdan en que hacen falta más estudios para comprender la relación entre el cerebro y la obesidad, dicen que estos resultados son críticos para entender que la condición debe tratarse no sólo desde la nutrición sino también desde la psicología.
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