Hallan forma trasmisible del cáncer en animales

Es inquietante pero real. Hay un tipo de cáncer que se puede contagiar, y eso es lo que ocurre con el tumor facial del diablo que se propaga entre los demonios de Tasmania, esos personajes que en los dibujos animados suelen ser simpáticos, y que en la vida real son mamíferos australianos feroces. Al morderse unos a otros cuando se aparean o se alimentan, se contagian entre ellos este tipo raro de cáncer.

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Los científicos están siguiendo de cerca este cáncer extraño y su inusual forma de transmisión. Los animales enferman y suelen morir a los pocos meses de que empezaron los síntomas. Los tumores forman lesiones y protuberancias en la cara -de ahí proviene su nombre- que les impiden comer, y eso los lleva a morir de inanición.

Desde que fue descubierta por primera vez en 1996, la enfermedad ha devastado a la población de demonios de Tasmania y podría conducir a la extinción de la especie dentro de dos décadas, creen los expertos.

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Al principio, los científicos pensaban que sólo había un tipo de este cáncer. En 2012, la genetista Elizabeth Murchison, de la Universidad de Cambridge, comparó el ADN de diferentes individuos y halló que el tumor original provenía de una serie defectuosa de genes femeninos, pero luego Murchison y Gregory Woods, de la Universidad de Tasmania, identificaron un segundo cáncer que es genéticamente distinto: sus células llevan cromosomas y tienen su origen en una serie masculina. Aunque informaron que los síntomas de las dos clases de tumor, son iguales.

Antes de que se encontraran el segundo tipo de cáncer, los científicos creían que los demonios de Tasmania habían tenido mala suerte, y que eran víctimas de una enfermedad que se había originado en un solo individuo y luego se extendió a través de la mordedura. Pero al encontrarse con dos tipos de un mismo cáncer, sospechan que es probable que los demonios sean especialmente susceptibles a los tumores, o que los cánceres transmisibles no sean tan raros como se había pensado.

Cáncer en animales

Todos los animales pueden padecer cáncer, pero hay uno que se salva, es el ratopín rasurado africano, que según un estudio de científicos de la Universidad de Rochester de 2013, es inmune al cáncer.

La razón es que está dotado de un buen nivel de ácido hialurónico, una sustancia muy preciada para borrar las arrugas en las personas, y que el ratopín aprovecha mucho mejor que el resto de los mamíferos. 

Muchos estudiosos creen que en ese roedor diminuto, está el secreto para vencer al cáncer.