¿Se puede tratar el cáncer con altas dosis de vitamina C?
A partir de la década de 1970, el interés por estudiar el consumo de vitamina C como un tratamiento contra ciertos tipos de cáncer creció entre los investigadores. Muchos coinciden que este beneficio sería posible gracias a la acción antioxidante de la vitamina, sin embargo, su efectividad, dosis y forma de obtenerla continúan discutiéndose. Aquí te contamos todo sobre esta relación.
La vitamina C es un nutriente que los humanos, a diferencia de la mayoría de los animales, no podemos sintetizar. Se trata de un componente esencial para la alimentación, que posee funciones biosintéticas, antioxidantes y estimulantes del sistema inmunológico. Entre sus bondades más destacables se encuentra producir, reparar o mantener cartílagos, tendones, ligamentos, huesos o dientes, ayudar en la absorción del hierro y aliviar los síntomas del resfriado.
Si bien existen diferentes tipos de suplementos para obtenerla, las frutas y vegetales son las mejores fuentes. Estas incluyen: cítricos, tomates y su jugo, papas, pimientos rojos y verdes, kiwi, brócoli, fresas, coles de Bruselas y melón, entre otros. Aunque la vitamina C no está presente naturalmente en los granos, suele agregarse a algunos cereales fortificados.
Los especialistas señalan que el consumo diario recomendado es de 105 miligramos (mg.) para los hombres adultos, 84 mg. para las mujeres y entre 75 y 100 mg. para niños y adolescentes. Como referencia, una porción variada de frutas y verduras al día puede proporcionar más de 40 mg. de esta vitamina.
El diagnóstico de deficiencia de vitamina C requiere de análisis de sangre especiales. La enfermedad causada por este problema se conoce como escorbuto y es poco frecuente. Provoca fatiga, mala cicatrización, dolor en los huesos, debilidad del tejido conectivo y hemorragias en las encías. Sólo ocurre si el consumo cae por debajo de los 10 mg. diarios, en un lapso de varias semanas.
Existen grupos que tienen una mayor probabilidad de padecer insuficiencia de vitamina C: fumadores activos y pasivos, bebés alimentados con leche evaporada o hervida, personas con dietas limitadas, malabsorción o ciertas enfermedades crónicas.
La vitamina C tiene baja toxicidad, por lo que no se cree que un consumo excesivo cause efectos adversos graves. Sin embargo, podría generar molestias como diarrea, náuseas, calambres abdominales y otras alteraciones gastrointestinales, y aumentar el riesgo de cálculos renales.
Su relación con el cáncer
La forma recomendada de incorporar la vitamina C es mediante los alimentos, aunque se pueden obtener dosis más altas por vía oral (píldoras), o intravenosa. Por esta última opción se pueden alcanzar los mayores niveles en sangre y es donde se vieron mejores resultados en cuanto a la calidad de vida de los pacientes con cáncer, según informa el Instituto Nacional del Cáncer (NCI).
El organismo detalla que diferentes ensayos encontraron que los pacientes a los que se le suministraba vitamina C por intravenosa tuvieron una mejor calidad de vida y menos efectos secundarios, que aquellos que no la recibieron. Incluso uno de los estudios halló que la vitamina C es segura en dosis de hasta 1.5 gramos por kilo (g / kg).
Si bien la administración de altas dosis de vitamina C mostró muy pocos efectos secundarios en ensayos clínicos, puede ser dañinas en pacientes con ciertos factores de riesgo, como insuficiencia renal, cálculos renales, hemocromatosis (una condición en la cual el cuerpo absorbe y almacena más hierro del que necesita), o deficiencia de G6PD. Los expertos también analizan si las altas dosis pueden interactuar con ciertos medicamentos, específicamente algunos que se utilizan en los tratamientos convencionales contra el cáncer.
Los expertos de la Clínica Mayo explican que todavía no existe evidencia de que esta vitamina por sí sola pueda curar el cáncer, aunque los profesionales se encuentran investigando si puede aumentar la efectividad de otros tratamientos, como quimio o radioterapias.
Hasta que se completen los ensayos clínicos, consideran prematuro determinar qué papel puede desempeñar en el tratamiento del cáncer. Incluso la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) no aprobó su uso contra esta enfermedad.
La autoridad advirtió que la compañía que fabrica los suplementos dietéticos es responsable de asegurarse de que sean seguros y que las afirmaciones en la etiqueta sean ciertas y no engañen al consumidor. Al no estar regulada la forma en que se hacen los suplementos, todos los lotes y marcas de altas dosis de vitamina C pueden no ser iguales.
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