Temblores que asustan: cómo tratar el Parkinson
Hablando de enfermedades que afectan el sistema nervioso y que se presentan principalmente en personas mayores de 60 años, la enfermedad de Parkinson es una de las más comunes; esta enfermedad causa discapacidad progresiva debido a que afecta parte del sistema motor del organismo.
Aunque no es una enfermedad hereditaria se han descubierto ciertos genes que están afectados y que pueden explicar el porqué de la enfermedad, estos genes dañados se presentan principalmente en personas jóvenes que tienen la enfermedad.
El síntoma principal es el temblor, el cual se presenta únicamente en alguno de los dos (izquierdo o derecho) miembros superiores (brazo/mano) y que progresa lentamente a lo largo de meses; conforme avanza, se acompaña de rigidez y disminución en la velocidad del movimiento (bradicinesia) del miembro afectado.
También puede haber alteración del equilibrio o inestabilidad en la postura, pero esto sucede más comúnmente en etapas avanzadas de la enfermedad. Otros síntomas menos comunes y que normalmente se ignora que son parte de la enfermedad es la pérdida del sistema olfativo (no poder identificar olores), salivar en forma excesiva, alteración del sueño y disminución en la expresión facial de la persona.
A pesar de que el temblor es un síntoma importante, no es característico únicamente del Parkinson, por lo que parte del trabajo del médico es descartar otras causas que puedan estarlo causando. Usualmente los estudios de laboratorio o de imagen que se llegan a pedir tienen como objetivo descartar otras enfermedades ya que para realizar el diagnóstico de Parkinson no hay una prueba especial.
Tratamiento adecuado fundamental en el control del Parkinson
El tratamiento actual del Parkinson puede mejorar tanto la calidad de vida como la esperanza de vida por muchos años si se toma de forma adecuada, sin embargo, es importante llevar un adecuado control con tu médico ya que el Parkinson puede acompañarse de otras condiciones como pérdida de la función cognitiva (demencia), riesgo de caídas, cambios de humor/personalidad o depresión.
Combinar el tratamiento farmacológico (medicamentos) con terapia física, rehabilitación y terapia de lenguaje puede ayudar con algunas de las complicaciones y riesgos que conlleva la enfermedad y se cree que, además, tienen un efecto protector del sistema nervioso.
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