COVID-19: algunos pacientes generan poderosos anticuerpos
A medida que avanza la pandemia global causada por el nuevo coronavirus, investigadores están trabajando a una velocidad récord para desarrollar nuevos tratamientos y eventualmente una vacuna.
Y gran parte del trabajo se ha centrado en estudiar los anticuerpos de la sangre de las personas que se han recuperado de COVID-19, la enfermedad que causa el virus.
Algunos pacientes generan pocos anticuerpos. Pero otros, un pequeño grupo, desarrollan poderosos anticuerpos, que se están analizando en laboratorio como posibles antídotos contra esta infección.
Qué es un anticuerpo
Los anticuerpos son moléculas producidas por el sistema inmunitario para combatir infecciones.
Se trata de proteínas que "fabrican" las células plasmáticas (un tipo de glóbulo blanco) en respuesta a un antígeno (una sustancia que hace que el cuerpo produzca una respuesta inmune específica). En este caso el nuevo coronavirus.
Cada anticuerpo puede unirse a un solo antígeno específico. El propósito de esta unión es ayudar a destruir al agente externo. Algunos anticuerpos destruyen los antígenos directamente. Otros facilitan que los glóbulos blancos los destruyan.
Micrografía electrónica coloreada de una célula (roja), aislada de una muestra de paciente, que está muy infectada con partículas de coronavirus (amarilla). | Foto: Centro Integrado de Investigación del NIAID.
Algunos equipos de investigación están probando si los anticuerpos contra el nuevo coronavirus podrían aislarse y administrarse como tratamiento a otras personas infectadas.
Otros están estudiando la estructura y función de diferentes anticuerpos para ayudar a guiar el desarrollo de vacunas.
Las partículas del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) tienen proteínas llamadas espigas que sobresalen de sus superficies. Estas espigas se adhieren a las células humanas y luego sufren un cambio estructural que permite que la membrana viral se fusione con la membrana celular.
Los genes virales luego ingresan a la célula huésped para ser copiados y producen más virus.
Varias vacunas potenciales actualmente en desarrollo están diseñadas para activar el cuerpo humano para que produzca anticuerpos contra estas espigas.
Con suerte, los anticuerpos que reconocen y se unen a la proteína espiga bloquearán que el virus infecte las células humanas.
Tres anticuerpos neutralizantes (azul, morado y naranja) se adhieren al receptor en la proteína de la espiga del coronavirus. | Foto: Christopher O. Barnes y Pamela J. Bjorkman, Instituto de Tecnología de California.
Para comprender mejor los anticuerpos contra la proteína espiga que se producen naturalmente después de una infección, un equipo dirigido por los doctores Davide Robbiani y Michel Nussenzweig de la Universidad Rockefeller estudiaron a 149 personas que se habían recuperado de COVID-19 y se ofrecieron como voluntarios para donar su plasma sanguíneo.
Los participantes habían comenzado a experimentar síntomas del virus un promedio de 39 días antes de la recolección de la muestra.
Los investigadores primero aislaron anticuerpos que podrían unirse al dominio de unión al receptor (RBD), una región crucial en la proteína espiga del virus. Luego probaron si los anticuerpos podían neutralizar el SARS-CoV-2, es decir, unirse al virus y detener la infección.
La mayoría de los participantes tenían niveles bajos o muy bajos de anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Pero el 1% de los participantes del estudio tenían altos niveles de anticuerpos que podían neutralizar el virus.
Estos conocimientos podrían ayudar a guiar el diseño de vacunas o anticuerpos como posibles tratamientos para COVID-19.
"Ahora sabemos cómo se ve un anticuerpo eficaz y hemos encontrado otros similares en más de una persona", explicó Robbiani en un comunicado del NIH.
“Esta es información importante para las personas que diseñan y prueban vacunas. Si ven que su vacuna puede provocar estos anticuerpos, saben que están en el camino correcto", agregó.
El estudio fue financiado en parte por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los NIH (NIAID). Los resultados se publicaron el 18 de junio de 2020 en Nature.
Terapias contra COVID: en qué punto estamos
Además de las terapias con anticuerpos, que ya se están probando en hospitales de Nueva York, por supuesto, una vacuna es la gran meta.
Pero tener drogas y terapias que mejoren los síntomas y reduzcan el tiempo en el que se elimina el virus del organismo marcarían una gran victoria en la guerra contra este gérmen, que el planeta conoció por primera vez en diciembre de 2019.
En otra línea de investigación, a principios de abril, un grupo internacional de científicos reportó resultados prometedores para tratar a COVID-19 con una droga llamada remdesivir, un fármaco que no llegó a aprobarse formalmente pero que se investigó para el tratamiento del ébola.
En el estudio que publicó New England Journal of Medicine, los científicos dijeron que las pruebas mostraron que el uso de esta droga había ayudado al 68% de los pacientes de COVID-19 a superar los problemas respiratorios.
Empresas de alta bioingeniería genética como Regeneron, en Nueva York, están buscando entre millones de anticuerpos generados por ratones infectados con SARS-COV-2 (el nuevo coronavirus) con la meta de encontrar al que sea más eficaz para neutralizar al coronavirus.
En GigaGen, en California, han identificado los anticuerpos correctos en pacientes recuperados de COVID-19 y esperan que esto sirva como base para poder desarrollar una terapia contra el coronavirus basada en anticuerpos.
En la misma línea, investigadores de la Universidad Rockefeller están analizando una proteína descubierta en 2017, llamada LY6E como una potencial candidata para bloquear la reproducción del coronavirus una vez que éste ingresa a un organismo.
Otros grupos científicos están analizando el uso de otro viejo amigo, el óxido nitroso (o nítrico), que a menudo se usa para relajar los vasos sanguíneos y abrir el flujo de sangre en pacientes hospitalizados que tienen problemas para respirar, incluso con ventiladores .
En Belllerophon Therapeutics están desarrollando la idea del profesor Roger Alvarez, de la Universidad de Miami, quien pensó en el uso de este gas por los problemas respiratorios y pulmonares relacionados con COVID-19.
Los laboratorios Elli Lilly y Novartis están investigando el uso de drogas contra el cáncer y medicamentos antiinflamatorios para tratar a pacientes de COVID-19. Estos medicamentos "exageran" la reacción del sistema inmunológico, para que actúe en contra del "agente externo", en este casos del coronavirus.
En la Universidad de Columbia, una leyenda de la lucha contra el Sida y padre de las terapias antirretrovirales, el doctor David Ho, junto con su equipo, está analizando un "biblioteca" de más de 4,700 fármacos.
Se trata de un archivo de medicamentos, aprobados y no, que, según Ho puede servir para descubrir potenciales medicamentos para esta pandemia o la próxima (científicos dicen que podría haber una segunda ola de brotes de coronavirus el próximo invierno).
O eventualmente otros gérmenes nuevos que desafíen a la Humanidad en el futuro.
Fuentes: Instituto Nacional del Cáncer, NIH, CDC.
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