Cáncer de mama y medicina alternativa ¿funcionan los suplementos?
Crédito: No hay suplementos de eficacia comprobada contra el cáncer de mama.
El cáncer de mama es el cáncer más común en las mujeres. Cada año, aproximadamente 1.7 millones de mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama en todo el mundo, con las tasas de incidencia más altas en América del Norte, el norte y el oeste de Europa, Australia y Nueva Zelanda, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En América del Norte en 2017, el cáncer de mama representó aproximadamente el 30% de todos los nuevos diagnósticos de cáncer en mujeres.
A pesar de los éxitos con los tratamientos convencionales, más del 50% de las mujeres con cáncer de mama utiliza algún tipo de medicina alternativa. Desafortunadamente, a menudo acuden a Internet, a sus amigos y a los empleados de las tiendas de alimentos para obtener consejos sobre hierbas y vitaminas en lugar de preguntar a su proveedor de atención médica.
Una nueva investigación muestra que las pacientes que utilizan suplementos dietarios tienen más probabilidades de rechazar los medicamentos convencionales, lo que resulta en un mayor riesgo de muerte, según informa Natural Medicines (NM).
¿Dónde obtener información sobre los suplementos? Es importante hablar con un profesional de la salud, él puede ayudar a tomar buenas decisiones sobre las terapias alternativas y explicar qué opciones pueden causar problemas cuando se usan junto con las terapias convencionales recomendadas. Quienes padecen cáncer de mama, deben ser conscientes de que muy pocos suplementos muestran un beneficio significativo, informa NM, y revela la siguiente investigación sobre los suplementos dietarios más utilizados y su efecto en el tratamiento del cáncer de mama.
- Coenzima Q10. Una opción popular entre las mujeres con cáncer de mama. Si bien algunas pruebas sugieren que podría ser beneficiosa, no debe probarse por cuenta propia. Existe la preocupación de que la Q10 podría proteger a las células tumorales contra los tratamientos que intentan destruirlas.
- Toronja y hierba de San Juan. También deben evitarse durante la quimioterapia, ya que ambas pueden alterar la eficacia de las drogas para tratar el cáncer.
- D-glucarato de calcio. Ha recibido mucha atención debido a sus efectos antiestrogénicos. Pero no se sabe lo suficiente sobre los efectos de estos suplementos, y se cree que podrían disminuir la eficacia de la terapia con estrógenos. Para aumentar los niveles de D-glucarato de calcio, es mejor comer más naranjas, manzanas y coles de Bruselas en lugar de tomar un suplemento.
- Isoflavonas de soja. Hay dos moduladores selectivos del receptor de estrógeno (SERM) que se utilizan para prevenir el cáncer de mama en pacientes de alto riesgo: el tamoxifeno y el raloxifeno, ambos aprobados por la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA).
Muchas pacientes ya están probando "SERM naturales" llamados fitoestrógenos y la soya es el más común. Contiene isoflavonas que tienen efectos similares a los SERM, pero a pesar de eso, su acción en el cáncer de mama es controvertida.
Si alguien desea probar el uso de la soya para prevenir el cáncer de mama, lo ideal sería que agregue a la dieta una cantidad moderada (por ejemplo, 20-60 gr de soya por día). Sin embargo, no se recomiendan los suplementos de isoflavonas purificadas, ya que no se sabe si tienen los mismos efectos que la soya entera, y se desconoce su seguridad a largo plazo.
- Trébol rojo. Es otra fuente de fitoestrógenos, y aunque existe la idea de que puede ayudar a prevenir el cáncer de mama, no hay evidencia confiable de que lo haga. Por el contrario, podría interactuar con las drogas que se utilizan para el tratamiento.
- Linaza. También tiene fitoestrógenos. Por lo tanto, hay mucho interés en usarla para reducir el riesgo de cáncer de mama. Hasta ahora, la evidencia no es concluyente y por el contrario, es contradictoria. Incluir la linaza como parte de una dieta saludable no es una mala idea, pero no se recomienda especialmente para reducir el riesgo de cáncer de mama hasta que se sepa más.
- Indol-3-carbinol: Es otro compuesto antiestrógeno conocido como I3C. Se libera de los vegetales crucíferos como el brócoli, coliflor, etc. El indol-3-carbinol cambia la forma en que se metaboliza el estrógeno, y su efecto sobre el cáncer no se ha probado.
- Té verde. Es una bebida popular saludable. Contiene galato de epigalocatequina (EGCG) un compuesto polifenólico que se cree tiene varias propiedades anticancerígenas. La mayoría de las investigaciones sobre el té verde para el cáncer de mama se han realizado en poblaciones asiáticas, y su efecto en las poblaciones occidentales es menos claro: es demasiado pronto para recomendarlo como forma de prevenir el cáncer de mama.
- Aceite de pescado. Existe cierta evidencia de que las mujeres que usan suplementos de aceite de pescado tienen un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama en comparación con las que no consumen. Sin embargo, no todos los resultados de la investigación coinciden.
- Muérdago europeo. Es otra opción de medicina natural que se asocia como tratamiento en el cáncer de mama. Se ha utilizado para tratar el cáncer en Europa desde la década de 1920, e incluso hoy en día se utiliza en los países europeos, especialmente en Alemania y Suiza.
Tratamiento convencional del cáncer de mama
Existen tratamientos convencionales eficaces para el cáncer de mama. El diagnóstico precoz y la intervención temprana son de vital importancia. Las pruebas de detección que se utilizan para identificar el cáncer de mama en sus etapas iniciales, pueden ayudar a mejorar el pronóstico de la enfermedad.
Para las mujeres con un riesgo promedio de cáncer de seno, como aquellas sin antecedentes familiares, las mamografías y los exámenes clínicos de seno son los dos métodos de detección más comúnmente recomendados por las pautas oficiales.
Para las mujeres con alto riesgo de cáncer de mama, como las que tienen antecedentes familiares de cáncer de mama o con mutación del gen BRCA, la resonancia magnética (RMN) o la ecografía también pueden ser adecuadas, sin embargo, nada reemplaza a la mamografía.
Alrededor del 97% de las mujeres a las que se les diagnostica cáncer de mama en etapa temprana sobreviven más de 5 años, informa NM.
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