Resistencia a la insulina comienza en el vientre materno
El riesgo de obesidad y la diabetes estarían pre programados desde el vientre materno, así lo afirma un investigación alemana que aporta evidencia directa del efecto que tiene el metabolismo materno sobre la actividad cerebral del feto y que sugiere que la respuesta del feto a la glucosa está asociada con la sensibilidad a la insulina de la madre.
Los hallazgos de la investigación publicada en la revista Diabetología de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes y encabezada por los doctores Hubert Preissl y Andreas Fritsche, de la Universidad de Tübingen, Alemania y del Centro Alemán para la Investigación de la Diabetes, en Neuherberg, muestra que el metabolismo de una mujer embarazada después de una comida influye en la actividad del cerebro fetal.
Para llegar a dicha conclusión, los científicos sometieron a una prueba de tolerancia oral a la glucosa a 13 mujeres embarazadas sanas. La prueba consistió en administrar 75 gramos de glucosa por vía oral, un método estándar para determinar la sensibilidad a la insulina. La sensibilidad a la insulina se determinó por el nivel de glucosa en sangre y mediciones de la insulina a los 0, 60 y 120 minutos, además de la respuesta cerebral del feto a una prueba de sonido.
Tolerancia a la glucosa
Se encontró que después de 60 minutos, las mujeres que eran más resistentes a la insulina tenían fetos que reaccionaban más lentamente a la prueba de sonido. Cuando se dividió a las participantes en dos grupos en función de su sensibilidad a la insulina, los fetos de las madres resistentes a la insulina reaccionaron con el sonido en un promedio de 283 milisegundos, en comparación con los 178 milisegundos de los fetos de madres sensibles a la insulina.
Los resultados, señalan los autores del estudio, apoyan la hipótesis planteada hace casi 50 años (1967) por el científico Jorgen Pedersen respecto a que es "posible que las madres resistentes a la insulina tengan niveles más altos de glucosa acompañados por un aumento de los niveles de insulina después de una comida. Como la glucosa pasa a la placenta, este aumento de los niveles de glucosa induce el exceso de insulina (hiperinsulinemia) en el feto. Por lo tanto, niveles altos de insulina en la madre pueden corresponder a altos niveles de insulina en el feto".
Añaden que "es posible que los niveles altos de insulina sean un requisito previo para la maduración cerebral adecuada. Sin embargo, la hiperinsulinemia crónica, que está presente en las madres resistentes a la insulina y se corresponde con niveles altos de insulina en el feto, podría inducir resistencia a la insulina en el cerebro fetal".
Síndrome de resistencia a la insulina
A juicio de los investigadores la resistencia a la insulina en el cerebro fetal tiene importantes consecuencias en la vida futura. Comparados con los recién nacidos de mujeres no diabéticas, los niños de madres con diabetes y niveles de glucemia mal controlados muestran deterioro neurofisiológico y tienen un mayor riesgo de síndrome metabólico, obesidad y diabetes tipo 2 en la edad adulta.
La Asociación Americana de la Diabetes refiere que la resistencia a la insulina es una condición que aumenta las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón. La insulina es la hormona que actúa como el portero de entrada a las células. La comida que ingerimos llega a la puerta de la célula en forma de glucosa de la sangre. Cuando la insulina está trabajando bien, ésta abre la puerta, igual que un portero. Entonces, la glucosa entra a la célula en donde se transforma en energía.
Cuando una persona padece de resistencia a la insulina sus células no responden a esta hormona –las células se resisten a recibir órdenes de la insulina- y la insulina no puede hacer su trabajo. Con el tiempo, como resultado de esta alteración los niveles de glucosa en sangre aumentan y se acompañan de una sobreproducción pancreática de insulina, llevando al organismo al desarrollo de la diabetes.
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