En Google comen 3 millones menos de calorías
Con sencillos trucos la compañía logró que sus empleados consumieran menos calorías comiendo sano y sin pasar hambre. Lo lograron con pequeñas trampas, como cambiar el color de los envoltorios de los alimentos más tentadores y dejar más a la vista los snacks saludables.
Laszlo Bock, jefe de Operaciones de Personal de Google, nos recuerda algo que todos sabemos: se pasa más tiempo trabajando que haciendo cualquier otra cosa. Pero el trabajo no tiene por qué ser desmotivante o inhumano, por eso esa compañía invierte mucho tiempo en buscar formas de mejorar la cantidad y calidad de vida de sus empleados. Bock es autor del libro “Work Rules!” donde comparte aspectos de Google “desde adentro”, que pueden ayudar a transformar la propia vida.
Lo “Googlers” cuentan con comidas y snacks gratis, y sus hábitos de consumo fueron analizados para probar si los postulados de las investigaciones académicas son aplicables a la vida real. En el caso de la comida, llegaron a la conclusión de que ésta es capaz de hacer que los impulsos se sobrepongan a los pensamientos conscientes.
Al hacer las observaciones se enfatizó en la comida y la dieta ya que es un factor íntimamente relacionado con la salud y la longevidad. El propio Bock aclara que sin ser un experto en nutrición y salud, las técnicas implementadas en Google lo ayudaron a perder 30 libras (13,6 kg).
Todos tienen una heladera o una despensa en la casa o el trabajo, o al menos una máquina expendedora. Allí se pueden poner en práctica que se estudió en Google: se buscó que los empleados eligieran mejor la comida, se limito la oferta a comidas más sanas y se hicieron pequeñas “trampas”. Esto último fue lo más efectivo, ya que provocó pequeños cambios estructurales sin limitar la elección.
En la oficina de Colorado midieron el consumo de snacks durante dos semanas para tener un parámetro. Luego pusieron los caramelos en envases opacos, para hacerlos menos visibles y con este pequeño cambio la gente eligió más barras de granola, chips y frutas, con lo cual la proporción de calorías bajó un 30% y la de grasa consumida, un 40%.
Hicieron lo mismo en oficina de Nueva York y pusieron frutas secas y nueces en contenedores de vidrio y dulces en contenedores de colores. Tras 7 semanas, se comieron 3.1 millones menos de calorías… que equivale a haber perdido 885 libras (401 kg) de peso.
En la cafetería, agregaron platos de 9” (22 cm) junto con los habituales de 12” (30 cm) y colocaron tarjetas en las mesas informando que la gente que come en platos más pequeños consume menos calorías y no se queda con hambre. El 32% de los “Googlers” eligieron los platos más pequeños, bajó un 5% el consumo y se tiró a la basura un 18% menos de restos de comida.
Como el ser humano no es totalmente racional ni del todo consistente, puede ser influenciado por pequeñas trampas, reflexiona Bock. En la vida cotidiana se pueden sacar de la vista los dulces, las bebidas azucaradas y los postres, y poner más cerca esas frutas y verduras que solemos esconder el cajón inferior de la heladera.
La frutera, mejor en el centro de la mesada de la cocina, y los caramelos y los cereales con azúcar… detrás de los fideos y las latas de atún. Sin llegar a prohibir, hay alternativas más efectivas para lograr los objetivos de comer mejor.
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