Nació 54 días después de la muerte cerebral de su madre
Ángel nació el pasado 4 de abril en el Hospital Metodista de la Mujer de Omaha, Nebraska, en Estados Unidos, 54 días después de que su madre fuera declarada con muerte cerebral cuando apenas tenía 22 semanas de gestación. El personal médico se encargó de mantener el cuerpo de Karla Pérez con vida para que Ángel tuviera la oportunidad de vivir.
Crédito: Methodist Health SystemKarla era un joven vibrante de 22 años de edad. Había sido diagnosticada con artritis reumatoide juvenil y estaba embarazada de su segundo hijo. El 8 de febrero fue ingresada al hospital tras caer desmayada luego de pasar varios días quejándose de dolores de cabeza. Lo que ella creía que era una simple migraña resultó ser un derrame cerebral (ataque cerebral) que le arrancó la vida.
"Fue entonces cuando tuvimos que tomar decisiones", dijo el Dr. Andrew Robertson, uno de los médicos que la atendió en el Hospital Metodista de la Mujer. "El bebé de Karla estaba bien, pero su edad gestacional era demasiado prematura para hacer una cesárea. Fue entonces cuando el equipo y la familia de Karla acordaron tratar de proporcionar apoyo somático y mantener el embarazo hasta que su bebé alcanzará una edad gestacional viable".
Desde 1999, en los Estados Unidos, no había registro de un caso de soporte orgánico somático a una paciente con muerte cerebral para mantener con vida el cuerpo, prolongar el embarazo y permitir la maduración del feto. El proceso fue arriesgado y más de 100 personas entre médicos, enfermeras y otro tipo de personal, se dieron a la tarea de cuidar y monitorear el cuerpo de Karla para que Ángel pudiera nacer.
El plan era llegar por lo menos a la semana 32 de gestación, sin embargo, en la semana 30 la condición del cuerpo de la madre empeoró y los médicos le practicaron una cesárea. Ángel llegó a las 11:47 de la mañana, a las 30 semanas y 3 días de gestación y pesó 2 libras 12.6 onzas (1.4 kilogramos).
"La condición de Ángel es muy estable", dijo el Dr. Brady Kerr, en un comunicado difundido por el Hospital. "Él no tiene complicaciones severas. En este momento todavía está en una incubadora y tiene un tubo de alimentación", añadió.
Escuchar el llanto de Ángel fue algo agridulce. Significaba que el bebé estaba bien, pero que su madre iba a morir, destaca el comunicado en el que también se indica que la madre falleció dos días después de la cesárea y que sus órganos fueron donados. Cuatro personas se beneficiaron de su hígado, dos riñones y el corazón.
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