Antiácidos aumentarían riesgo de infarto
Las posibilidades de sufrir un ataque al corazón si tomas ciertos medicamentos que reducen la acidez de estómago (omeprazol, esomeprazol, lansoprazol), conocidos como inhibidores de la bomba de protones (IBP), son hasta 21% mayores que para aquellas personas que no los usan, según advierten científicos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.
Los antiácidos suelen recetarse para tratar una amplia gama de problemas de salud, como puede ser reflujo gastroesofágico (reflujo ácido), una infección por la bacteria causante de las úlceras Helicobacter pylori o el síndrome de Zollinger-Ellison. Después de comer en exceso es posible que se pueda presentar un episodio de acidez estomacal, sin embargo, el embarazo, el estrés y determinados alimentos también pueden favorecer los síntomas.
Los inhibidores de la bomba de protones son medicamentos que se usan para reducir la cantidad de ácido gástrico producido en el estómago, se toman por vía oral y están disponibles como comprimidos o cápsulas. Estos fármacos figuran entre los más prescritos del mundo (tan sólo en EE.UU. se hacen 100 millones de recetas por año) y representan un mercado de 14,000 millones de dólares de ventas anuales.
La conclusión publicada en la revista PloS One, se basa en el análisis de los registros de salud electrónicos de 2.9 millones de personas provenientes de dos sitios: STRIDE (Stanford Translational Research Integrated Database Environment), que contiene información sobre 1.8 millones de pacientes de hospitales y clínicas de Stanford, y un subconjunto de información de los 1.1 millones de pacientes de Practice Fusion, una empresa de registros médicos electrónicos basados en la web.
Los científicos, identificaron a los pacientes a quienes se les prescribieron inhibidores de la bomba de protones u otros fármacos, como los bloqueadores H2, y compararon las tasas de ataque al corazón entre los pacientes que informaron el uso de los antiácidos, ya sea de venta libre o con receta médica, con los de los pacientes que no tomaban el medicamento.
Los resultados mostraron un aumento estimado del riesgo de ataque al corazón de entre 16 al 21%. También se observó una mayor frecuencia de crisis cardíaca en personas de menos de 45 años que tomaban los antiácidos y descubrieron que las personas que usan un tipo diferente de medicamento antiácido llamado bloqueador H2 (como la ranitidina y famotidina) no tenían un mayor riesgo de ataque al corazón.
"Estos medicamentos no son quizá tan seguros como creemos", comentó Nicholas Leeper, autor principal del estudio en información difundida por la institución académica. Aclaró que si bien, "el vínculo que constatamos entre la utilización de esos medicamentos y el aumento del riesgo de crisis cardíaca no prueba en sí mismo una relación de causa y efecto", debería ser considerado como algo serio, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de los antiácidos están disponibles sin receta médica.
De acuerdo con la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) aproximadamente 1 de cada 14 estadounidenses ha utilizado inhibidores de la bomba de protones. En 2009, fueron el tercer tipo de fármacos más tomado en EE.UU.
Cálculos de Consumer Reports refieren que alrededor de 60 millones de estadounidenses tienen acidez gástrica o reflujo del ácido estomacal, al menos una vez al mes, y que 15 millones padecen dicha afección todos los días. Un porcentaje más reducido, pero sustancial, tiene acidez gástrica con tanta frecuencia que se le ha diagnosticado la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Antes de recurrir a los medicamentos para que lo ayuden a aliviar la acidez, hay algunos cambios pequeños que puedes hacer en tu dieta y otros hábitos que pueden ayudarte a reducir la probabilidad de que se presente la acidez gástrica. Por ejemplo:
- Evitar los alimentos picantes, ácidos y grasosos.
- Reducir la cantidad de alcohol que bebes.
- Reducir las bebidas con cafeína o las gaseosas.
- Limitar el consumo de chocolate, ajo, cebolla y menta.
- Espera al menos tres horas antes de acostarte luego de una comida.
- Incorporar más fibra a tu dieta
- Deja de fumar, la nicotina aumenta la producción de ácidos.
- Pierde peso. Tener sobrepeso ejerce presión sobre el esfínter inferior del esófago, lo que provocaría el reflujo.
© 2024 Pan-American Life