Zika en El Salvador: cómo le cambió el futuro a Karen y Wilmer
Mateo, de 16 meses, tendrá que esperar para tener un hermanito y jugar juntos en el jardín de su casa en San Salvador. Sus papás, Karen y Wilmer Gavidia, ya estaban buscando el segundo hijo cuando el zika se les cruzó en el camino. El peligro de una posible relación entre este virus y bebés con microcefalia los hizo seguir la recomendación del gobierno, detener la búsqueda y resetear un futuro con el que soñaban y que ya tenían planeado. El mosquito los acorraló y les cambió el destino. Tal vez, un destino anunciado: las enfermedades trasmitidas por mosquitos forman parte de su entorno cotidiano.
Crédito: Paula AndaloEsto es vivir en medio de brotes:
- Los padres de Karen y su hermano se infectaron con el virus del Zika.
- Antes, su hermano padeció chikungunya.
- Karen misma sufrió chikungunya, a los siete meses de nacer Mateo.
- Un cliente de Wilmer, quien trabaja como ejecutivo de cuentas en un banco, tuvo dengue y zika.
El mosquito aedes aegypti —que puede portar estos virus y trasmitirlos a las personas al picarlas— forma parte de la vida cotidiana de los salvadoreños. En el país, según datos del Ministerio de Salud (MINSAL), hay 3,202 casos registrados de zika, 96 de ellos en embarazadas. El país está bajo epidemias en curso de dengue y chikungunya, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Las enfermedades trasmitidas por los mosquitos (zancudos) se manifiestan tanto como los terremotos.
Karen, de 34 años, y Wilmer, de 36, escaparon por unos días de esa realidad sanitaria en El Salvador y están de visita en Maryland. Sentados en el living de la casa de una familia amiga en la zona de College Park, controlando que el pequeño Mateo no juegue con la cámara fotográfica de la periodista, hablaron con HolaDoctor sobre cómo el zika cambió sus planes de vida.
"Estábamos ya buscando nuestro segundo hijo cuando explotó este tema del zika en nuestro país", contó Karen (en la foto arriba con Mateo y Wilmer). "Ahora dedicimos seguir la recomendación del gobierno y esperar hasta el 2018", explicó.
La decisión matrimonial fue unánime porque simplemente tienen miedo, no quieren que su segundo hijo nazca con microcefalia, si Karen llegara a infectarse. "Para qué arriesgarse", dicen casi a coro. Además, ella no quiere siquiera pensar en una nueva infección. "Durante el embarazo de Mateo me cuidé del chikungunya, para no enfermarme, pero lo contraje a siete meses de nacer el niño", recordó Karen. Contó que comenzó a sentir unos dolores en el cuerpo tan terribles que hasta necesitó que Wilmer la ayudara a caminar para ir al baño.
Wilmer llevó a Karen enseguida al hospital —ellos tienen seguro médico privado— y le diagnosticaron chikungunya con un test de sangre en dos horas. "Sin seguro hubiera sido imposible tener una atención tan rápida, en el hospital público si te infecta un mosquito te dan acetaminofeno y te mandan a casa", opinó Wilmer. Karen sintió unos dolores mortales durante una semana, y quedó muy débil por meses. "Estaba dándole de amamantar a Mateo, así que fue muy difícil", dice.
Ellos aseguran que la principal fuente de información sobre el zika y sus consecuencias fue la comunidad de su iglesia. Y cuando la familia de Karen se infectó con el virus, porque tuvieron los síntomas frente a ellos, "tenían los ojos enrojecidos por la conjuntivitis que causa, impresionaba mirarlos", contaron.
Dicen que han escuchado poco de las autoridades sanitarias y que nadie ha pasado a fumigar en su vecindario en años. Aseguran que se sienten "desprotegidos".
Mateo llegó a este mundo el 30 de septiembre del 2014, y la planificación familiar funcionó como un reloj suizo: nació exactamente a los nueve meses de ser buscado. Karen y Wilmer esperan que en el 2018, cuando busquen a su segundo hijo, ocurra lo mismo. "Somos jóvenes, pero el tiempo pasa", reflexionaron.
Wilmer dijo que se consideran privilegiados porque ellos cuentan con buena información y pueden planificar, pero "no ocurre con muchas otras personas, no hay educación sexual ni acceso a métodos para no embarazarse", analizó.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), más del 50 por ciento de los embarazos en El Salvador son no deseados. Y se atienden cada día 70 partos de adolescentes.
El miércoles 3 de febrero, la ministra de Salud, Violeta Menjívar, dijo en una conferencia de prensa en San Salvador, que no se decretará la emergencia nacional por el zika. En una charla con la Prensa Gráfica, explicó que el sistema de salud ya se encuentra en alerta nacional y "está haciendo un trabajo apegado y cumpliendo al pie de la letra las recomendaciones del registro sanitario internacional".
A través de la jefa de comunicaciones del MINSAL, María Teresa Escalona, HolaDoctor solicitó una entrevista con la ministra o con una autoridad sanitaria que ella designe. Se está esperando respuesta.
El zika era una palabra prácticamente desconocida en las Américas, hasta que en julio del 2015 surgió un brote en Brasil, en donde ya se calcula que hay más de 1.5 millones de casos. Hasta ahora, según el registro de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), 30 países y territorios han reportado casos locales de zika, 26 de ellos en la región.
En Estados Unidos se reportó el miércoles 3 de febrero un caso local en el condado de Dallas, Texas, que ocurrió por trasmisión sexual. Uno de los miembros de la pareja se infectó estando en Venezuela y dio positivo para el zika al volver. El otro miembro dio positivo también, pero no había viajado fuera de Estados Unidos.
Mientras los casos siguen aumentando y la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una emergencia global por la relación entre el zika y microcefalia, Karen y Wilmer pronto volverán a El Salvador, y enfocan en el 2018. "Si todo sale según lo planeado, seremos papás en ese momento. Primero Dios".
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