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Ser felices ¿nos hace más sanos?

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Sentirse satisfecho por el estilo de vida que se lleva influye más sobre la salud que las emociones cotidianas, según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Es una amplia investigación internacional basada en testimonios de habitantes de diferentes clases sociales realizada en la población de 9 países, donde sobre datos recabados de alrededor de 50,000 personas, los autores hallaron que la felicidad contribuye a favorecer un mejor estado de salud. 

Para obtener estas conclusiones, los científicos se focalizaron en dos componentes clave de la felicidad: la felicidad evaluada (nivel de satisfacción de una persona sobre su vida), y la felicidad experimentada (frecuencia e intensidad de las emociones positivas y negativas que siente cotidianamente). 

Así, ellos observaron que la felicidad está proporcionalmente relacionada con la salud general, luego de balancear otros factores como el sexo, la edad, el nivel educativo, el nivel de ingresos, el estado civil y el lugar de residencia. 

El estudio también encontró que las emociones negativas tienen, en proporción, una mayor influencia sobre la salud que las emociones positivas.

"La mayoría de la evidencia disponible hasta el momento provenía de países de ingresos altos, principalmente europeos y de Estados Unidos, pero nosotros hemos encontrado que esta relación también se da en países de menores ingresos de Asia, África y América Latina. Esto es importante si tenemos en cuenta que el 85% de la población mundial vive en países de ingresos medios y bajos", dijo a ABC Marta Miret, autora del artículo publicado en Globalization and Health. 

Mejorar el bienestar común

Los científicos creen que estos resultados ponen de manifiesto que para mejorar la salud de una población no sólo es necesario elaborar políticas sanitarias, ya que se está dejando de lado la cuestión emocional de la gente. Ellos creen que las personas deberían pasar menos tiempo realizando actividades que son estresantes y disminuyen su nivel de felicidad, como los viajes hacia el trabajo, por ejemplo.

“El sector sanitario puede colaborar con otros sectores como el sector cultural, de infraestructuras o de planificación urbana con el fin de contribuir a una mejor salud de la población" concluyó Miret.

Felicidad ¿una cuestión genética?

Los niveles de felicidad de los países del mundo parecen tener una base genética, según una nueva investigación. Y un clima agradable parece ayudar.

Para el estudio, publicado en 2016 en Journal of Happiness Studies, se analizaron datos recogidos por la Encuesta de Valores del Mundo entre 2000 y 2014. Los investigadores encontraron que las personas de países que tienen las calificaciones más altas de felicidad son más propensas a tener una versión específica (alelo) de una variante genética que aumenta el placer sensorial y reduce el dolor.

Los países con los porcentajes más altos de personas con el alelo A en la variante rs324420 del gen FAAH eran los más felices, según el informe. Entre éstos se hallaban Ghana y Nigeria en África occidental, y los países de la región norte de América Latina, como México y Colombia.

Por otro lado, los países con las tasas más bajas del alelo eran los menos propensos a calificarse a sí mismos como "muy felices", e incluyeron a China, Hong Kong, Irak, Jordán, Taiwán y Tailandia.


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