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Anhidro de betaína

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Resumen:

La betaína se encuentra presente en la mayoría de los microorganismos, plantas y animales marinos. Sus funciones fisiológicas principales consisten en proteger las células que están bajo estrés, a la vez que servir como una de las fuentes de los grupos metílicos necesarios para la formación de muchas de las rutas bioquímicas. También se le encuentra de manera natural en muchos alimentos. Las remolachas, espinacas, granos y conchas marinas tienen las concentraciones más altas de betaína.

Históricamente, se han utilizado los suplementos de betaína para el tratamiento de la homocisteinuria debido a deficiencias genéticas en la cistationina beta sintasa y en los genes de metilenetetrahidrofolato reductasa.

Los suplementos de betaína pueden reducir los niveles circulantes de homocisteína, un factor de riesgo potencial para las enfermedades cardiacas, apoplejías, cáncer y enfermedad de Alzheimer.

Se considera que la suplementación de betaína mejora la esteatosis hepática, tanto de etiologías alcohólicas como no alcohólicas. Aunque estudios en animales han demostrado mecanismos plausibles, la información de estudios en humanos es limitada.

Se ha identificado que la betaína en forma de cocamidopropilbetaína presente en algunos productos para el cuidado de la piel causa alergia al contacto. En esta misma forma, se ha estudiado la betaína como reemplazo potencial del lauril sulfato de sodio en las cremas dentales para la reducción de la resequedad en la boca, úlceras y otras irritaciones de la mucosa.

Desde los años 80, se utiliza la betaína como una opción para el tratamiento de sujetos con homocistenuria, debido a un defecto genético en el gen de la cistationina beta sintasa (CBS). La piridoxina (vitamina B6) solamente fue benéfica en el 50% de los pacientes con CBS, mientras que la betaína fue una opción terapéutica para estos pacientes que no respondieron a la reducción de la homocisteína. También se notaron los beneficios en pacientes que respondieron al tratamiento con piridoxina.

Reportes anecdóticos preliminares demuestran que dentro de las variantes de CBS el tratamiento conjunto de la betaína, la B6 y la restricción a la metionina, previno o demoró las complicaciones clínicas de la enfermedad, e incluso, de la enfermedad cardiovascular antes de los 30 años.

Usos:

Los siguientes usos están basados en la tradición, teorías científicas o investigación limitada. A menudo no se han probado completamente en humanos y no siempre se han demostrado su seguridad y eficacia. Algunas de estas afecciones son potencialmente serias y las debe evaluar un proveedor médico calificado. Podría haber otros usos propuestos que no están señalados a continuación.

Enfermedad de Alzheimer, angina (dolor en el pecho), estimulación del apetito, artritis, asma, ateroesclerosis (endurecimiento de las arterias), mejoramiento cognitivo, insuficiencia cardiaca congestiva, mejoramiento de la digestión, disnea (falta de aliento), disfunción eréctil, fatiga, intolerancia al azúcar/glucosa alta en la sangre, problemas hormonales, estimulación del sistema inmunológico, funcionamiento renal, libido (mejoramiento), mejoramiento de la memoria, resistencia física.

Evidencia:

Se han sometido a prueba los siguientes usos en humanos o animales. La seguridad y eficacia de los mismos no siempre se han demostrado. Algunas de estas afecciones son potencialmente serias y las debe evaluar un proveedor médico calificado.

  • Enfermedad cardiovascular (en pacientes con homocisteinuria) (B)

    La homocisteinuria es una forma grave de hiperhomocisteinemia causada por defectos genéticos en los genes metabolizantes de la homocisteína; el más común es el gen de la cistationina beta sintasa (CBS). Los pacientes con homocisteína excesivamente alta en razón a una deficiencia genética pueden usar el tratamiento con betaína, combinado con otras vitaminas y restricciones dietéticas, para reducir el riesgo de eventos vasculares. Se requieren estudios adicionales para determinar si la suplementación con betaína puede disminuir el riesgo cardiovascular en la población general.

  • Hiperhomocisteinemia (B)

    En general, la suplementación de betaína ha reducido de manera significativa la carga de la homocisteína en ayunas y posterior a la metionina. Sin embargo, se requieren estudios adicionales para ofrecer recomendaciones definitivas.

  • Hiperhomocisteinemia (en pacientes con insuficiencia renal crónica) (B)

    La hiperhomocisteinemia es una complicación presente en 80% de los pacientes con insuficiencia renal en etapa terminal, la cual puede contribuir al progreso de la ateroesclerosis dentro de estos pacientes. Únicamente se ha estudiado el efecto de la suplementación de betaína en la reducción de las concentraciones de homocisteína junto con el ácido fólico, en esta población. Se requiere investigación adicional sobre los efectos de la betaína considerada de manera independiente, antes de ofrecer recomendaciones definitivas.

  • Esteatohepatitis (no alcohólica) (B)

    La betaína incrementa los niveles de S-adenosilmetionina (SAM) lo cual puede tener efecto en la disminución de la esteatosis hepática. Se requiere investigación adicional para confirmar tales resultados.

  • Niveles de colesterol (C)

    Evidencia limitada a partir de ensayos en humanos indica que la suplementación de betaína incrementa el colesterol total, colesterol LDL y los triglicéridos, lo cual puede superar el beneficio que tenga contra el riesgo de CHD derivado de la disminución de la homocisteína. Sin embargo, el incremento en el nivel del colesterol es relativamente bajo. Se requiere investigación adicional para confirmar tales resultados.

  • Pérdida de peso (C)

    La evidencia actual disponible es insuficiente para dar recomendaciones sobre el uso de la betaína para la pérdida de peso.

Seguridad:

Los profesionales de la salud que tienen instrucción formal practican muchas técnicas complementarias, de acuerdo con los estándares de organizaciones nacionales. No obstante, este no es el caso universal; es posible que se presenten efectos adversos. Debido a la limitada investigación existente, en algunos casos solamente hay poca información disponible sobre la seguridad del tratamiento.

Alergias

Debe evitarse en individuos con alergias reconocidas o hipersensibilidad al anhidro de betaína o cocamidopropilbetaína, una forma de betaína.

Efectos secundarios y advertencias

En la mayoría de los ensayos clínicos desarrollados entre voluntarios saludables y pacientes con enfermedades renales, no se han reportado efectos adversos. En otros estudios, se han reportado efectos adversos principalmente gastrointestinales, tales como diarrea, molestia estomacal, irritación gastrointestinal y náuseas. Sin embargo, estos eventos transitorios no fueron tan severos como para necesitar la suspensión del uso de la betaína durante el tiempo en que se realizaron estos ensayos clínicos.

La betaína también puede causar cambios mentales o del olor del cuerpo. Debe usarse con precaución en pacientes con trastornos siquiátricos.

Debe usarse con precaución en pacientes con enfermedades renales o en aquellos que son obesos, dado que la betaína puede incrementar el colesterol total, colesterol LDL, colesterol HDL y niveles de triglicéridos cuando se toma con ácido fólico y vitamina B6.

Embarazo y lactancia

No se recomienda el uso de la betaína en mujeres embarazadas o lactantes dada la falta de evidencia científica disponible.

Las posibles interacciones:

Interacciones con drogas

Aunque no se ha estudiado adecuadamente en humanos, la suplementación de betaína puede disminuir las concentraciones de homocisteína cuando están elevadas debido al consumo de alcohol.

Los pacientes con enfermedades renales pueden sufrir elevación del colesterol total, colesterol LDL, colesterol HDL y los triglicéridos cuando se toma la betaína junto con ácido fólico y vitamina B6. La betaína puede elevar el colesterol total y colesterol LDL en pacientes obesos. Se recomienda precaución en pacientes con colesterol alto o aquellos que toman medicamentos para disminuir el colesterol.

Interacciones con hierbas y suplementos alimenticios

Los pacientes con enfermedades renales pueden sufrir elevación del colesterol total, colesterol LDL, colesterol HDL y los triglicéridos cuando se toma la betaína junto con ácido fólico y vitamina B6. La betaína puede elevar el colesterol total y el colesterol LDL en pacientes obesos. Se recomienda precaución en pacientes con colesterol alto o en aquellos que toman hierbas o suplementos que disminuyen el colesterol, tales como arroz de levadura roja.

Dosificación:

Adultos (18 años y mayores)

Actualmente, la Junta Reguladora de Alimentos y Nutrición de Estados Unidos no ha establecido una asignación diaria recomendada (RDA) para la betaína. Los fabricantes recomiendan disolver la betaína pulverizada en agua, jugo, leche o leche de fórmula antes de administrarla, así como dividirla en dos dosis de 3 gramos cada una. Para las enfermedades cardiovasculares (hiperhomocisteinémicas), se han utilizado 2-15 gramos al día con duración de hasta 17 años. Para la hiperhomocisteinemia, se han utilizado 1-6 gramos de betaína al día, con duración de hasta seis semanas. Para la esteatohepatitis no alcohólica, se han utilizado hasta 20 gramos diarios de Cystadane®, con duración de hasta un año.

Niños (menores de 18 años)

En niños de 6-14 años, se han utilizado 250 miligramos por kilogramo para la deficiencia de cistationina beta sintasa al día, durante tres a seis meses.

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Natural Standard Bottom Line Monograph, Copyright © 2010 (www.naturalstandard.com). Se prohíbe su distribución comercial. Esta monografía tiene la intención de servir para fines informativos únicamente, por lo cual no se debe interpretar como un consejo médico específico. Usted deberá consultar con un proveedor médico calificado antes de tomar decisiones respecto a terapias y/o afecciones de salud.

No obstante se han estudiado de forma científica ciertas técnicas complementarias y alternas, para la mayoría de las terapias hay limitación o controversia sobre los datos de alta calidad respecto a la seguridad, eficacia y mecanismo de acción. Se recomienda, al máximo posible, que los practicantes cuenten con licencias expedidas por una organización profesional reconocida que se adhiera a normas claramente publicadas. Además, antes de iniciar una nueva técnica o contratar a un practicante, se recomienda que los pacientes consulten con su(s) proveedor(es) médico(s) principal(es). Se deben considerar atentamente los beneficios y riesgos potenciales (incluye los costos financieros) así como las alternativas. La siguiente monografía está diseñada para ofrecer una historia y un resumen de la investigación con orientación clínica, y la misma ni defiende ni se opone al uso de una terapia en particular.


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