Los potentes frutos secos
Son tantas las virtudes que tienen los frutos secos que su aporte calórico puede hacerse a un lado. Considerados “superalimentos”, se los puede utilizar para ensaladas, salsas o simplemente solas para mejorar nuestra dieta. La estrella de este equipo que protege la salud es la milenaria nuez.
Pero, no hay que olvidar que al hablar de nueces, se está hablando de una amplia familia cuyo apellido es “frutos secos”. Incluyen la almendra, el maní y el pistacho y se trata de nutrientes que aportan muchas cosas buenas al organismo.
La Fundación Dieta Mediterránea (FDM), que impulsa desde España el consumo de los nobles alimentos que forman parte de la mesa diaria de los países de la cuenca del Mar Mediterráneo, explica que “los más característicos de la dieta mediterránea son las avellanas, los piñones, las almendras, las nueces, las castañas y los pistachos”.
LA FDM agrega que desde una entidad hermana -la Fundación Nucis (Salud y Frutos Secos)- “queremos potenciar al máximo la relación existente entre alimentación y salud para concienciar a la población de la importancia de cuidar nuestra alimentación y adaptarla a un tipo de dieta que nos proteja de las numerosas enfermedades que una mala alimentación puede originar”.
Los frutos secos, dicen, contienen una serie de sustancias nutritivas valiosas para la nutrición humana. Cabe destacar, principalmente, entre éstas, las proteínas, la fibra vegetal y las grasas insaturadas, con elevados niveles de ácidos grasos esenciales, minerales y vitaminas, especialmente las vitaminas E, A, B1 y B2.
Estas fundaciones aseguran que las grasas que poseen los frutos secos son “mayoritariamente de tipo insaturado (poli o monoinsaturado), y ayudan a controlar los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre”. Más del 75 por ciento del contenido lipídico de los frutos secos viene dado en forma de grasa mono y poliinsaturada.
Por eso, concluyen que “las grasas que contienen se adaptan de forma ideal a los requisitos del organismo, ya que su contenido en ácidos grasos saturados es muy bajo, mientras que el de ácidos grasos insaturados es muy alto”.
En la Universidad de Navarra analizaron los alcances de esta popular dieta en una población de 13.000 graduados, y hallaron que protege contra una de las enfermedades más difundidas a nivel mundial: la diabetes.
Consumir los componentes de esta dieta diariamente y seguir las recomendaciones de realizar actividad física, recopila el estudio están asociados con la reducción de la posibilidad de muerte en cinco años, de acuerdo a reportes de los Archivos de Medicina Interna, de la Revista de la Asociación Americana de Medicina.
Y, entre tantos, otro trabajo del Instituto Nacional del Cáncer analizó la conformidad y adherencia a la dieta mediterránea de 380.296 participantes. La dieta estaba basada en vegetales, legumbres, frutas, nueces, granos entero, pescado y carne. Los que consumían esta dieta en proporciones mayores tuvieron menos posibilidad de morir por cualquier causa, por cáncer o por afecciones cardíacas.
Fuentes: Fundación Dieta Mediterránea (FDM); Fundación Nucis; National Cancer Institute.
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