Las grasas trans son vegetales ¿por qué hacen mal?
Después de la decisión de la FDA de regular el uso de grasas parcialmente hidrogenadas en la elaboración de comestibles, se puso en evidencia lo perjudiciales que son para el organismo.
En un principio se las utilizó como sustituto de las margarinas, con la idea de no consumir grasa saturada de origen animal que podría elevar el colesterol. Sin embargo, se comprobó que a pesar de su procedencia vegetal, son mucho más perjudiciales. Nuestra nutricionista Gloria Rabell explica las causas:
Las grasas se someten a un proceso de hidrogenación para cambiar su estado de líquido a sólido. Allí hay cambios en los enlaces moleculares que afectan su composición y las vuelven nocivas para la salud si se consumen en exceso.
Para controlar su consumo, los EE.UU. requieren que se especifique la cantidad de grasas trans que tiene un producto. Así los consumidores tienen la información necesaria para poder evitar excesos y daños en su salud cardiovascular.
Es común que la industria alimentaria durante el proceso de elaboración de muchos alimentos, en especial comida rápida, productos de fritura o repostería comercial utilicen este proceso de hidrogenación. El aceite hidrogenado se puede utilizar durante mucho más tiempo sin deteriorarse, y los costos son inferiores.
A raíz de la mala fama de estas grasas y a las numerosas regulaciones existentes, la industria ha comenzado a modificar sus procesos de fabricación, y hoy se puede contar incluso con margarinas de nueva generación, libres de grasas trans.
De todos modos, queda aún un margen permitido para el uso de este tipo de grasas, y aún cuando la leyenda de la etiqueta diga “0 grasas trans”, puede llegar a contenerlas, ya que por norma, se permite hasta 0,5 gramos por ración. Quien quiera erradicar por completo esta sustancia de su dieta, deberá buscar alimentos con el rótulo “libre de grasas trans”.
La nutricionista Rabell aconseja que lo ideal sería consumir alimentos libres de grasas trans. Sin embargo, incluso algunos alimentos “saludables” como la leche y la carne tienen grasas trans en pequeñas cantidades, que se forman naturalmente.
La Asociación Americana del Corazón recomienda que no más de un 1 % de su total de calorías diarias provengan de grasas trans. Por ejemplo, en una dieta de 2000 calorías diarias, deberían consumirse menos de 2 gramos diarios de estas grasas.
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