Las nuevas drogas para bajar de peso no mejorarían el problema de la obesidad
A pesar de la reciente aprobación de dos nuevos medicamentos para la obesidad por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), expertos de la salud admiten que no son una panacea para la epidemia de obesidad que afecta a las dos terceras partes de los estadounidenses.
Al momento de la autorización, los entes reguladores reiteraron que los dos medicamentos, Qysmia y Belviq, no deben ser usados sin modificar los hábitos de vida para facilitar la baja de peso. "El mensaje es que no hay píldoras mágicas, y espero que los individuos no crean que tomar una pastilla les asegurará bajar de peso” dijo Keri Gans, dietista registrada de Nueva York. "Necesitamos recordar que la dieta y el ejercicio son importantes”, agregó.
Qsymia (que originalmente se llamaba Qnexa) se pronuncia “quiusimia”. Vivus Inc., el laboratorio que lo produce, comunicó que estará disponible en el último trimestre de 2012. De todos modos, sólo se lo podrá conseguir en farmacias certificadas.
El medicamento combina dos drogas aprobadas y de uso habitual: la pentarmina, un supresor del apetito que dispara la producción de un químico llamado norepinefrina. Esta sustancia aumenta las concentraciones de leptina en la sangre, hormona que regula el apetito. La otra droga es el topiramato, utilizado para tratar la migraña y en muchos casos produce pérdida de peso, da sensación de saciedad y hace que los alimentos parezcan con menos gusto.
La pentarmina se prescribió alguna vez como el componente "pen" de una droga para perder peso conocida como “fen-pen”, que salió al mercado en 1997. La fenfluramina o “fen” se asoció a efectos adversos en los pulmones y las válvulas cardiacas. La aprobación de Qsymia fue inicialmente rechazado por la FDA en 2010 por sus potenciales efectos secundarios, como palpitaciones del corazón y defectos de nacimiento, como labio leporino en bebes, si lo consumen mujeres embarazadas.
La segunda droga aprobada es Belviq (lorcaserina) y se pronuncia “belvik”. Recién estará disponible a principios de 2013, y la demora se debe a que la DEA debe reglamentar su uso. La razón es que contiene una sustancia que utilizada en altas dosis, podría tener efectos alucinógenos, y se quiere descartar el abuso o el uso adictivo. Belviq estimula la producción de serotonina en el cerebro, aunque no se utiliza en dosis tan altas como para producir alucinaciones.
Ambos medicamentos se prescriben a obesos con un índice de masa corporal (IMC) de 30 o más, y para casos de sobrepeso con un IMC de 27 o más, y que presenten al menos una de las afecciones relacionadas con esta enfermedad, como diabetes tipo 2, alto colesterol o hipertensión. Las dos drogas están contraindicadas para mujeres embarazadas, en especial Qsymia.
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