Riesgos ocultos del cigarrillo electrónico
Autoridades sanitarias del país pronto copiarán las nuevas normas que impuso Europa al cigarrillo electrónico, limitando los químicos que contiene que, aseguran muchos estudios, siguen siendo cancerígenos. En Estados Unidos esta alternativa al hábito tradicional ha ayudado a muchos a dejar de fumar, pero a la vez se ha convertido en una amenaza para millones de adolescentes.
El presidente Barack Obama, un fumador empedernido por más de 30 años hasta que llegó a la Casa Blanca, dijo alguna vez que no le encantaba la idea de un cigarrillo electrónico. Y su comentario, tal vez hecho con intenciones políticas, hoy parece encajar perfecto en la realidad sanitaria.
El comité de salud de la Unión Europa acaba de lanzar duras regulaciones a la industria pujante del cigarrillo electrónico, porque estudios científicos han comprobado que también posee sustancias cancerígenas. Estas nuevas normas limitarán la cantidad de nicotina que contienen y prohibirá su venta a menores de 18 años.
De este lado del océano, las autoridades de salud podrían seguir los pasos del viejo continente. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) ya anunció preocupación sobre este tipo de cigarrillo que no es inocuo como la industria tabacalera pretende mostrarlo.
Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) acaba de revelar un informe que alarma, sobre el consumo de cigarrillo electrónico entre estudiantes de escuela secundaria: pasó de 4.7 a 10 por ciento en sólo un año, entre 2011 y 2012.
"La nicotina es una droga extremadamente adictiva, y los jóvenes pueden verse condenados a sufrir una adicción y a terminar fumando cigarrillos convencionales" expresó el doctor Tom Frieden, director de los CDC.
Aunque los defensores de los e-cigarrettes (como se dice en inglés) aseguran que ha ayudado a dejar de fumar a miles, el camino al revés, como plantea Frieden —comenzar por las versiones electrónicas y luego fumar los cigarrillos tradicionales— es una realidad sanitaria que preocupa.
Y la industria tabacalera está apuntando a ese consumidor joven, casi infantil, creando cigarrillos electrónicos con humos que huelen a vainilla y a banana.
Mientras tanto, el Gobierno federal continúa con su agresiva campaña gráfica y visual en contra del consumo de tabaco, que cuenta historias terribles de ex fumadores que sufrieron amputaciones e incluso ya han muerto. Los CDC enfatizan que las enfermedades vinculadas al cigarrillo siguen liderando la lista de males prevenibles, responsables de unas 443,000 muertes cada año.
Para dejar de fumar, hay ayuda disponible en los CDC, en el 1-800-QUIT NOW o www.cdc.gov/tips.
Entre los servicios gratuitos que estableció la Ley de Cuidado de Salud, conocida como Obamacare, se incluye la ayuda para dejar de fumar.
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