Los lácteos no son los culpables de la obesidad infantil
Una revisión exhaustiva de la evidencia científica de los últimos 27 años concluyó que la leche de vaca y otros productos lácteos no se relacionan con el desarrollo de la obesidad infantil. Tampoco encontraron razones para apoyar la teoría de que la leche y sus derivados promueven el aumento de peso excesivo ni del apetito.
Los productos lácteos como la leche, el yogurt y el queso proporcionan muchos nutrientes esenciales durante toda la vida. Estudios anteriores habían demostrado que estos no están asociados con el sobrepeso infantil, pero si promueven o no la obesidad en esta etapa, no estaba claro.
"Nuestros resultados deberían aliviar cualquier preocupación que los padres puedan tener sobre limitar el consumo de leche y productos lácteos de sus hijos con el argumento de que podrían promover la obesidad", explica Anestis Dougkas, del Instituto Paul Bocuse, Francia, quien dirigió la investigación que se presentó en el Congreso Europeo de Obesidad (ECO) llevado a cabo en mayo de 2018.
Cómo se hizo la revisión
El doctor Dougkas y sus colegas analizaron datos de 43 estudios transversales, 32 estudios longitudinales de cohortes y 20 ensayos aleatorios sobre los efectos en la obesidad en la niñez de la leche entera y baja en grasa y otros productos lácteos. Dicha data fue publicada entre enero de 1990 y junio de 2017.
El análisis de los 95 ensayos, que abarcaban una muestra de 203,269 individuos, indicó que la leche y los productos lácteos no estaban asociados con la gordura corporal en los niños y no hay indicios de que la grasa corporal varíe según el tipo de lácteo que se ingiera, ni con la edad de los niños.
"No hay ningún efecto nocivo sobre la obesidad al incorporar lácteos, especialmente leche, en la dieta de niños y adolescentes. Estos resultados cuestionan las recomendaciones actuales que restringen el consumo de leche y productos lácteos", concluyeron.
Pero también reconocen las limitaciones de su trabajo: necesidad de más datos en niños de 1 a 5 años, no buscaron literatura en otros idiomas aparte del inglés y no evaluaron la calidad de los estudios.
Esta revisión es la primera en combinar resultados de muchos estudios y puede ser una referencia valiosa para actualizar las pautas nutricionales existentes sobre el consumo lácteos en los niños. Los consejos de salud pública sobre la cantidad de leche y sus productos derivados que se necesitan durante la infancia y cuándo deben dejar de tomarse aún no están claros.
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