El dedo martillo: puede ser congénito o desarrollarse con el tiempo
Características
Este problema casi siempre afecta al segundo dedo, aunque también pueden verse comprometidos los últimos tres que se doblan y se aprietan entre sí provocando dificultad y dolor al caminar.
La elevación del dedo produce un roce contra el calzado, que termina formando callosidades muy molestas.
El tratamiento de los casos leves y en los niños consiste en el uso de una férula en el dedo afectado para intentar enderezar o regular la posición.
Si se realiza ni bien aparecen los primeros síntomas se puede llegar a evitar la cirugía, pero los casos más severos requieren necesariamente corregir la articulación en quirófano.
Ideas para mejorar este problema
Para disminuir las molestias se pueden utilizar almohadillas protectoras de materiales blandos que amortiguan el roce contra el calzado.
También hay ejercicios como estirar suavemente el dedo afectado o intentar recoger un trozo de tela del piso utilizando los dedos de los pies para movilizar, estirar y enderezar sus pequeños músculos.
Cuándo se requiere cirugía
Si hay mucho dolor o la deformación es considerable, lo mejor será recurrir a la cirugía pero el problema puede regresar si no se modifican los hábitos que lo ocasionaron.
La cirugía se realiza con anestesia local y el paciente puede volver a su casa el mismo día; tal vez necesite desplazarse con muletas por un par de días y luego esperar la recuperación que puede llevar entre 3 y 6 semanas.
La intervención consiste en cortar el tejido blando formado por tendones y ligamentos para relajar el dedo; cuando los tendones cicatrizan los extremos vuelven a unirse y se alargan, lo que les permite recuperar su función de estirar y contraer.
En casos más severos se puede llegar a extirpar un fragmento de hueso del metatarso pero luego de la intervención, el dedo puede llegar a quedar rígido e incluso más corto que antes.
Cómo prevenirlo
Para prevenir o corregir el dedo martillo se recomienda:
- Utilizar zapatos que cómodos que no ajusten en exceso.
- Comprar el calzado preferentemente durante la tarde, cuando los pies ya están un poco hinchados.
- Evitar el uso frecuente de tacos altos o con punta pronunciada.
- Tratar de caminar descalzos el mayor tiempo posible.
- Hacer ejercicios para tratar de flexibilizar y fortalecer los dedos de los pies.
- Realizar baños de pies con agua tibia y una cucharada de sal gruesa, que pueden ayudar a relajar los dedos y aliviar el dolor.
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