Más allá de la detección temprana, estrategias para prevenir el cáncer colorrectal desde el estilo de vida
Nuevos análisis continúan demostrando lo que empíricamente se sabe: un estilo de vida que incorpore actividad física, una dieta rica en alimentos de origen vegetal, alimentos integrales y café, libre de bebidas azucaradas, potencialmente mejora los resultados y la supervivencia general en el cáncer colorrectal (CCR).
La evidencia reciente presentada por el Global Cancer Update Programme también evaluó el papel de la grasa corporal y el sedentarismo en los resultados de este cáncer.
Los autores del trabajo enfatizaron en la necesidad de más estudios de intervención y de cohortes bien diseñados para respaldar el desarrollo de recomendaciones sólidas para los pacientes con cáncer colorrectal y los profesionales de salud.
Debido al aumento de personas diagnosticadas con cáncer colorrectal a edad más temprana, es más importante que nunca que el profesional de salud comparta con sus pacientes los consejos de salud basados en la evidencia científica.
Una dieta basada en plantas con una variedad de frutas, verduras, frijoles y cereales integrales puede reducir el riesgo de desarrollar este cáncer, especialmente si se adopta desde temprano en la vida, y se mantiene a lo largo de ella.
Las razones:
- Los alimentos que contienen fibra reducen el riesgo de cáncer colorrectal.
- Los alimentos vegetales contienen una amplia variedad de sustancias (como carotenoides, selenio y licopeno) que pueden proteger contra el cáncer de muchas maneras.
- La avena, el arroz integral y otros cereales integrales reducen el riesgo de cáncer colorrectal.
La fibra alimenta la microbiota intestinal, que son bacterias metabólicamente activas que producen metabolitos que promueven la salud de las mucosas y reducen la inflamación. Cuando la fibra se encuentra con las bacterias en el intestino, estas producen butirato, que ayuda a mantener las células intestinales sanas y reduce la probabilidad de que se desarrollen tumores.
En la vereda opuesta, cuando la dieta es rica en carne y grasa y baja en fibra, la microbiota produce un conjunto diferente de metabolitos que incluyen sulfuro de hidrógeno, productos de amonio y ácidos biliares. Esto promueve la inflamación de las mucosas y, por ende, aumenta el riesgo de cáncer.
Todas las acciones para prevenir el CCR están interconectadas. De hecho, la buena nutrición también ayuda a incrementar otra de las bases de la prevención del cáncer colorrectal, que es el ejercicio físico. Una nutrición adecuada desempeña un papel importante a la hora de proporcionar energía para hacer ejercicio, además de favorecer la salud general y reducir el riesgo de cáncer.
La nutrición, preparar la mente para el ejercicio (el estado mental para no poner excusas), y realizarlo, conforman una tríada que es la plataforma para la prevención del cáncer.
Si estos hábitos de vida forman parte de una rutina diaria de manera consistente, no solo se prevendría el cáncer colorrectal, y eventualmente la muerte, sino también los costos de atención médica asociados al diagnóstico.
A nivel global, es el segundo cáncer más mortal. En 2020 hubo más de 1.9 millones de nuevos diagnósticos y más de 930.000 muertes.
Los hombres tienen tasas de cáncer colorrectal de una a dos veces más altas que las mujeres.
En Estados Unidos, hay consenso entre las asociaciones médicas de que la edad de la primera colonoscopía debe ser a los 45 años (antes era a los 50), pero, si hay un historial familiar de este tipo de cáncer, el profesional de salud puede ordenarla antes. También si la persona padece de afecciones intestinales crónicas como la enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa. En este caso puede realizarse cada 1 a 2 años. Y si existe un factor de riesgo genético también se necesitará comenzar esta prueba precozmente.
El 5% de las personas que desarrollan cáncer colorrectal han heredado un mutación genética que causa afecciones en la familia que pueden llevar a padecer esta enfermedad.
Aunque el factor genético puede ser determinante en el desarrollo de CCR en la adultez joven, los científicos todavía investigan las causas por las que este cáncer aparece a temprana edad.
Los programas de detección y las colonoscopías siguen siendo las herramientas clave para identificar la enfermedad en una etapa precoz.
La mortalidad por CCR en América Latina han aumentado un 20.5% en los últimos 30 años, y persiste una disparidad dependiendo de la región y el país.
Esta historia se produjo utilizando contenido de estudios o informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.
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