Clamidia: ¿cómo se transmite?
Quizás hayas oído hablar de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), entre ellas de la clamidia, pero no sepas con certeza qué es, cuáles son los riesgos de no recibir tratamiento o si se trata de una bacteria o virus.
La clamidia es causada por la bacteria Clamidia trachomatis y es la infección bacteriana de transmisión sexual más común en los Estados Unidos. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), aproximadamente tres millones de mujeres y hombres estadounidenses se infectan de clamidia cada año y es especialmente común entre los menores de 25 años.
Cualquier persona que tenga relaciones sexuales sin protección puede contraer clamidia mediante el contacto sexual anal, vaginal u oral. El riesgo aumenta si has tenido relaciones sexuales con una nueva pareja, si has tenido muchas parejas sexuales, si has tenido una pareja que tuvo muchas parejas sexuales o si no usa un condón todas las veces que tiene relaciones sexuales.
A partir del momento en que una persona se infecta puede transmitir la enfermedad hasta que reciba tratamiento adecuado. Si tú tienes clamidia, es importante que informes a cualquier persona con la cual hayas tenido relaciones sexuales que tienes la infección para que reciba tratamiento.
¿Cuáles son los síntomas?
Normalmente, la clamidia no tiene síntomas. La mayoría de las personas infectadas pueden no saber que tienen la infección y no buscar atención médica. Si las mujeres presentan síntomas, estos pueden incluir: sensación de ardor al orinar, relación sexual dolorosa, dolor o secreción rectal, flujo vaginal o sangrado después de la relación sexual.
En el caso de los hombres se pueden presentar síntomas como: sensación de ardor al orinar, secreción del pene o del recto, dolor o sensibilidad en los testículos, dolor o secreción rectal.
¿Qué sucede si no se trata?
No recibir tratamiento por una infección por clamidia puede causar problemas de salud graves y aumentar tu probabilidad de contraer o transmitir el VIH, el virus que causa el SIDA.
En el caso de las mujeres, la infección que no se trata puede propagarse al útero y a las trompas de Falopio (los conductos que transportan los óvulos fecundados desde los ovarios hasta el útero), y causar enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). La enfermedad inflamatoria pélvica por lo general no presenta síntomas; sin embargo, algunas mujeres pueden tener dolor abdominal y pélvico. Aun cuando no cause síntomas iniciales, la enfermedad inflamatoria pélvica puede causar daño permanente al aparato reproductor y dolor pélvico crónico, imposibilidad de quedar embarazada y embarazo ectópico (embarazo fuera del útero) que puede causar la muerte.
Los hombres raramente tienen complicaciones asociados a la infección. En ocasiones, se puede propagar al conducto que transporta el semen desde los testículos, lo cual causa dolor y fiebre, pero en muy pocos casos, puede causar que un hombre no pueda tener hijos.
¿Se puede curar la clamidia?
El tratamiento habitual para la clamidia es con antibióticos. Existe medicación de una sola dosis o que se deben tomar durante siete días. Tu proveedor de atención de salud puede ayudarte a determinar cuál es el más indicado para tu caso.
Es muy importante que las personas en tratamiento para la clamidia no tengan relaciones sexuales durante siete días después de una terapia de dosis única o hasta haber completado los siete días de antibióticos. Tanto tú como tu pareja deben recibir tratamiento antes de volver a tener sexo. Así evitarán una nueva infección.
¿Cómo puedo prevenirla?
La manera más segura de evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual es absteniéndose del contacto sexual sin protección y usar condón cada vez que tengas sexo vaginal o anal, usando condón para cubrir el pene durante el sexo oral y no compartir juguetes sexuales.
Se recomienda que todas las mujeres sexualmente activas de 25 años de edad y menos se realicen una prueba anual de detección de la clamidia.
Los CDC calculan que hay aproximadamente 19 millones de infecciones nuevas de enfermedades de transmisión sexual cada año, casi la mitad en jóvenes 15 a 24 años de edad.
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