Dejan de tomar sus medicamentos por culpa del gasto de bolsillo, aunque sea poco
Un nuevo análisis revela que el gasto de bolsillo —la parte que le toca pagar al consumidor por un servicio médico o un medicamento, que en inglés se llama out-of-pocket— hace que muchos frenen sus tratamientos o salteen medicinas, poniendo en riesgo su salud.
El trabajo del Centro Nacional de Estadísticas del Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS) muestra que el 25% de los pacientes adultos diagnosticados con diabetes consultan con sus médicos sobre medicinas más baratas, incluso si están tomando medicamentos que funcionan bien para controlar su condición. Y el 13% de ellos simplemente no las compran porque no pueden afrontar la parte del costo que les toca.
Las mujeres son las que más toman la riesgosa decisión de no tomar sus medicamentos.
Y una sorpresa del estudio es que esto se observa en consumidores con diferentes tipo de cobertura, desde Medicaid (18%) hasta planes médicos privados (14%). Aunque gran parte de los pacientes que no están tomando los medicamentos que necesitan no tienen seguro de salud.
Entre las características de los pacientes forzados por los costos a interrumpir tratamientos están los que usan insulina (para la diabetes tipo 1, crítica para la vida), y los que ganan menos de $50,000 al año.
En una columna publicada en el diario The New York Times, el doctor Aaron Carroll, profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, asegura que esta conducta no se observa sólo en los pacientes con diabetes. Múltiples estudios muestran que en otras condiciones también los gastos de bolsillo pesan a la hora de adherir al tratamiento. En especial en el manejo de las condiciones crónicas como el colesterol alto o la hipertensión.
E incluso, dice Carroll, se observa en pacientes con diagnóstico de cáncer. Un trabajo de 2013 halló que pacientes con diagnóstico de leucemia discontinuaban sus tratamientos a causa de copagos mensuales de $53. Detener el tratamiento del cáncer implica que las células malas sigan desarrollándose en el organismo. Y en aquellos pacientes con remisión, puede haber una recurrencia (cuando el cáncer vuelve)
Al parecer, éste no es un fenómeno exclusivo de los Estados Unidos, incluso en países con sistemas universales de salud, muchas personas deciden discontinuar sus tratamientos porque no tienen el dinero para pagar su parte del costo. En Canadá, por ejemplo, esto ocurre con el 8% de los pacientes.
Pero, así y todo, esa es la mitad de la cifra aquí en el país.
La columna reflexiona sobre la importancia de tener cobertura de salud, pero muestra que no se trata solo de tener seguro. Incluso con los programas de asistencia médica públicos, los pacientes deben enfrentar en algún momento del proceso un pago, aunque sea pequeño.
Un análisis publicado en le revista General Internal Medicine en 2015 reveló que muchas personas deciden cortar sus pastillas en dos, para hacerlas durar, lo que no garantiza la eficacia como un tratamiento completo.
En definitiva, estos trabajos revelan que, aunque sean cantidades pequeñas, estos pagos son una barrera para la atención de salud.
Expertos dicen que no debería ser así, que los copagos no deben tener el efecto de que las personas abandonen o "racionen" tratamientos.
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