La Suprema Corte falla sobre la Reforma de Salud
Luego de una intensa espera, la Suprema Corte decidió conservar la Reforma de Salud en sus partes esenciales. Esta decisión influirá prácticamente en la vida de todos los americanos, no sólo en el modo en que acceden a los servicios de salud, sino que incluso tendría un peso importante para las próximas elecciones.
La Reforma de Salud sobrevivió a las deliberaciones de la Suprema Corte, ya que sería mantenida en sus partes esenciales luego de una cerrada votación de cinco votos a favor y cuatro en contra.
El conservador jefe de los jueces, John Roberts, fue el voto número cinco, que marcó la diferencia.
El "Mandato Individual", uno de los puntos calve de la controversia, se mantendrá como un impuesto que afectaría a quienes no tuvieran un seguro.
Dadas estas circunstancias, otros aspectos ligados a este apartado de la ley, como la obligación de las aseguradoras de brindar cobertura sin cargos adicionales a quienes tuvieran alguna enfermedad, podrían no verse afectados.
Por su parte, la expansión de Medicaid, a cargo de los estados, se vería limitada en alguna medida, pero no sería invalidada: según la Corte, la expansión de la cobertura ordenada por el Congreso es constitucional, sin embargo, no lo sería que el gobierno retirara su apoyo a los estados que no desean participar en esta expansión.
Pero esta decisión no influirá sólo en el acceso que los americanos tienen a los servicios de salud, sino que también podría pesar en las elecciones de noviembre: la Reforma de Salud es una pieza clave de la administración de Obama, y la decisión de la Corte influirá en la perspectiva que se tiene de su gobierno.
En noviembre del 2011, la Suprema Corte aceptó tomar el caso sobre la Reforma de Salud, luego que 26 estados republicanos interpusieran demandas en contra de esta ley argumentando que era inconstitucional. Pero no fue sino hasta marzo del 2012 cuando la Corte escuchó los argumentos orales de las partes.
El principal argumento de la oposición radicaba en que tanto el Congreso como la Casa Blanca sobrepasaban con la promulgación de esta reforma las competencias que la constitución les atribuía.
La controversia en contra de la Reforma de Salud se centró en el "Mandato Individual", de acuerdo con el cual cada persona quedaba obligada a adquirir un seguro de salud; asimismo, las aseguradoras quedaban comprometidas a no discriminar clientes con condiciones preexistentes.
Asimismo, se requería que todos los estados ampliaran la cobertura de Medicaid a las personas que no podían pagar un seguro privado.
En el caso de no cumplir con estas normatividades, la ley postulaba que los individuos se harían acreedores a una penalización económica, mientras que los estados perderían parte de los fondos que reciben del gobierno. Estos aspectos de la ley fueron revocadas por la Corte.
Además del asunto de la libertad, los miembros del partido republicano argumentaban que la aplicación de esta reforma habría implicado una lesión para la economía nacional.
A pesar de la controversia y de las críticas que recibió la Reforma de Salud, siendo calificada como un proyecto que "no ayudó en nada a los americanos", según palabras del candidato republicano Mitt Romney algunos de los cambios implementados por la reforma lograron cosechar varios beneficios durante el 2011.
Desde ese año, según cifras de la Casa Blanca, cerca de 54 millones de personas en Estados Unidos consiguieron mejores servicios de salud preventiva, y 32.5 millones de adultos mayores se beneficiaron también de las mejoras de Medicare, como el descuento en medicamentos o las visitas de bienestar.
En el caso de los latinos, 6.1 millones consiguieron atención médica y servicios de salud preventiva sin costo adicional, y más de 500,000 latinos inscritos a Medicare se beneficiaron también de la reforma. "Esto mejoró el cuidado de la salud y la calidad de vida dentro de la comunidad latina", aseguró Cecilia Muñoz, directora de Asuntos Intergubernamentales de la Casa Blanca.
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