Anualidades: semejanzas y diferencias con los seguros de vida
Si estás buscando una forma de utilizar tu dinero para proteger los años finales de tu vida, quizá te interesen las anualidades. Se trata de una forma de inversión a largo plazo que tiene ciertas características comunes con los seguros de vida, y también algunas diferencias notables.
En este artículo analizamos qué son las anualidades y por qué te pueden interesar. También repasamos qué las asemeja y qué las diferencia de los seguros de vida. Sigue leyendo para descubrir de qué forma te puede ayudar una anualidad cuando estés en la última etapa de tu vida.
Anualidades: Qué vas a encontrar en este artículo
Qué son las anualidades y cómo funcionan
Las anualidades son una forma de garantizar ingresos durante la vejez que cada vez emplean más personas. Se contratan con compañías de seguros o con compañías de inversión y aseguran un flujo constante de ingresos en la vejez, cuando la persona que ha contratado la anualidad ya está jubilada.
Al contratar este tipo de productos entrarás en la llamada fase de acumulación. Generalmente, la persona interesada hace una aportación al plan de anualidad, o varias anualidades de importancia. Pueden ser sus ahorros o proceder de una herencia, un premio u otro ingreso notable. También se pueden generar acumulando primas mensuales.
Por ese motivo, se aconsejan sobre todo para personas con una cierta solvencia y sin problemas de liquidez, que no van a necesitar retirar esos fondos. En general, son personas ya mayores que buscan un producto de inversión que les asegure ingresos regulares durante sus últimos años de vida.
Con el dinero aportado, se irán generando beneficios que se acumularán y compondrán una cantidad de la que, posteriormente, saldrán las anualidades. Cuando empiezas a cobrar, entras en la llamada fase de anualización, en la que irás recibiendo cantidades periódicas para mantener tu nivel de vida y el de tu familia.
Tipos de anualidades
Como ves, la anualidad es una forma interesante de organizar una vejez tranquila y con ingresos regulares. Si te interesa contratar un producto así, debes saber que hay muchos tipos y variantes de anualidades, pero, de forma general, se organizan en estas categorías fundamentales:
- Anualidades fijas o variables. En esta primera división, se atiende a cómo se acumula el dinero. En el caso de las anualidades fijas, la suma depositada crece a un interés fijo garantizado por la compañía. En el caso de las anualidades variables, el dinero se invierte en productos financieros, como fondos, y el propietario de la anualidad deberá tomar decisiones de inversión para lograr el mejor desempeño del dinero.
- Anualidades inmediatas o diferidas. En este caso, para dividir los tipos de anualidades se atiende a la forma de pago del beneficio. En las inmediatas, se empieza a recibir el dinero inmediatamente. Es decir, se hace el depósito y se recibe la primera paga en el plazo mínimo acordado: un mes, por ejemplo, o un año. Y se sigue cobrando todos los meses o todos los años, en función de esa periodicidad. En el caso de las anualidades diferidas, se empieza a cobrar pasado un tiempo, que puede ser incluso de décadas.
- Anualidades de periodo específico o anualidades vitalicias. Si atendemos al tiempo que dura el pago de los beneficios, nos encontramos con dos tipos principales. De un lado, anualidades de periodo específico, en las que se reciben pagos durante un periodo concreto, que puede ser de 10, 20 ó 30 años, por ejemplo. En el caso de las anualidades vitalicias, las pagas se reciben hasta la muerte de la persona interesada.
- Anualidades de contribución única o de flexibles. En este caso, la diferenciación tiene que ver con la forma en que se constituye el capital que forma la anualidad. En las de contribución única se hace una única entrega de dinero al principio. Son las utilizadas para emplear cantidades de dinero grandes que proceden de otras inversiones, ahorro, premios… En las de contribución flexible, también llamadas de anualidades de prima flexible, se establecen entregas periódicas a modo de primas que van consolidando el fondo del producto.
- Anualidad de por vida. Un tipo especial de anualidad es el que se conoce como de por vida o vitalicia. En este caso, la persona titular del contrato recibe la anualidad mientras viva, incluso aunque viva tanto como para que se acabe el dinero que ha generado en la fase de acumulación. Pero si muere antes de que se termine el dinero, el remanente se lo quedará la compañía.
En este punto te estarás preguntando por qué te conviene utilizar un plan de anualidad en lugar de otro producto. Debes saber que esta forma de ahorrar tiene bastantes ventajas:
- Impuestos diferidos. Los impuestos que generan las ganancias de las anualidades se pagan en diferido, una vez se empiezan a cobrar las sumas periódicas. Es decir, puedes ahorrar los impuestos que se generan durante la fase de acumulación y tener esa cantidad también disponible para tu jubilación. Además, los impuestos diferidos solo se pagan en las anualidades diferidas. En el caso de las anualidades inmediatas solo se pagan impuestos en los primeros años de cobro.
- Seguridad. Los productos en los que se invierten los fondos de las anualidades son más seguros que los que habitualmente utilizan los fondos de inversión u otros productos de ahorro. También son más seguros que, en general, la bolsa.
- Para toda la vida. Los pagos de las anualidades son casi siempre vitalicios. Hay anualidades temporales o a término, que duran, por ejemplo, diez años, pero lo normal es que se mantengan los pagos hasta la muerte de la persona que ha contratado la anualidad.
- Pago a beneficiarios. En algunos casos, como sucede con las anualidades diferidas, se pueden designar beneficiarios que recibirán algún tipo de beneficio cuando muera la persona que contrató la anualidad.
- Protección frente a acreedores. Cuando se entrega el dinero a la compañía, queda protegido frente a posibles reclamaciones de acreedores, con lo que se evitan accesos indeseados al capital.
Anualidades y seguros de vida: diferencias y similitudes
Tanto las anualidades como los seguros de vida son productos interesantes para disponer de un dinero que te dé tranquilidad al final de tu vida y ayude a los tuyos a seguir adelante cuando no estés. Como ambos productos son comercializados también por aseguradoras, guardan algunas similitudes, pero también tienen importantes diferencias.
Veamos en qué se parecen anualidades y seguros de vida:
- Dinero para los beneficiarios. Al suscribir un seguro de vida se designan beneficiarios, que son las personas que recibirán la indemnización cuando fallezca la persona asegurada. En el caso de las anualidades, también puede haber una suma para los beneficiarios si fallece la persona dueña del contrato. Esto sucede en el caso de las anualidades inmediatas, que tienen un periodo denominado de garantía. Si la persona titular de la anualidad muere durante ese tiempo, sus beneficiarios recibirán las entregas de dinero de la anualidad durante un tiempo concreto.
- Impuestos diferidos. Ambos productos tienen impuestos diferidos, con lo que los dos ofrecen una fiscalidad muy favorable para los usuarios. En el caso de los beneficios, los seguros solo pagan impuestos si se retira valor en efectivo por encima del valor de las primas. Y en el caso de las anualidades, solo se grava la parte de los beneficios que corresponde a los ingresos obtenidos con la inversión, no al capital principal.
En cuanto a las diferencias, podemos establecer algunas importantes:
- Diferente enfoque. Los seguros de vida están pensados para pagar una suma al morir la persona asegurada. Es decir, a las compañías les conviene que sus clientes vivan mucho, porque así pasan más tiempo pagando primas. En el caso de las anualidades es al revés: las compañías apuestan a que las personas que contratan sus productos no vivirán demasiado, con lo que estarán menos tiempo cobrando la anualidad.
- Suma única frente a pagos periódicos. Los seguros de vida, por lo general, pagan sus beneficios de una vez, en una única suma. Hay cosas particulares, como fideicomisos, que entregan los beneficios de forma paulatina, pero lo normal es que se haga de una vez. En cambio, las anualidades hacen pagos periódicos para ir liberando el beneficio.
- Para personas mayores. Las anualidades están más orientadas a personas que ya tienen una cierta edad y una situación económica desahogada. En cambio, los seguros de vida se aconsejan para todas las edades y es conveniente comprarlos cuanto antes para obtener mejores precios.
Convertir el seguro de vida en una anualidad
Hasta aquí, hemos visto que las anualidades son una opción muy atractiva para asegurarte una vejez tranquila y con ingresos regulares. Pero, ¿qué pasa si ya se ha contratado un seguro de vida y no se dispone de un capital para contratar una anualidad? Queda la opción de convertir un seguro de vida en anualidad.
Esta opción está disponible solo con los seguros de vida permanentes que acumulen valor en efectivo. A través de un mecanismo de cambio denominado 1035, se puede utilizar el valor en efectivo de la póliza para constituir una anualidad y se transforma ese dinero en una suma que se cobra periódicamente a lo largo de la vida.
De esa forma, se evita pagar impuestos por el valor en efectivo. A cambio, se pierde el beneficio por causa de muerte asociado a la póliza, con lo que esta opción solo interesa si ya no es necesario el seguro para garantizar el nivel de vida de los beneficiarios.
En resumen, los contratos de anualidad son soluciones tan atractivas como los seguros de vida para resolver los últimos años de vida. Antes de contratar una, infórmate cuidadosamente de todos los detalles con agentes especializados.
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