Demencia: la importancia del diagnóstico oportuno
Cuando un anciano comienza a tener problemas de memoria y cambios repentinos de humor, lo común es que se sospeche que se trata de demencia senil, sea diagnosticado y comience algún tratamiento. En cambio, si los síntomas aparecen en alguien más joven, es probable que se confundan con otro trastorno y la persona afectada empeore.
Es cierto que la demencia es un trastorno que afecta principalmente a ancianos, pues lo causa la falla o muerte de las células nerviosas en el cerebro, pero también puede ocurrir antes de los 60 años, incluso en la década de los 30 o 40, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su sigla en inglés). Muchas veces los síntomas pueden confundirse con trastornos psicológicos o psiquiátricos.
Por la dificultad para detectarla, en algunos casos no se puede tener un diagnóstico claro de demencia hasta que el cerebro se examine después de la muerte. Eso fue lo que ocurrió al actor Robin Williams.
La revelación de que el actor padecía de demencia la hizo su esposa Susan Williams en 2015, pero su caso ha vuelto a sonar a partir de la publicación de Robin, una biografía escrita por el periodista Dave Itzkoff. En el libro, que salió a la venta a mediados de mayo, el autor detalla los cambios de conducta que vivió el actor durante sus últimos meses de vida y que finalmente lo llevaron a quitarse la vida el 11 de agosto de 2014.
Williams había sido diagnosticado con Parkinson, pero su comportamiento no era característico de esa enfermedad: lloraba sin razón aparente, olvidaba sus líneas, andaba cabizbajo, perdió peso, tenía cambios de humor, su voz se hizo temblorosa y estaba deprimido, según testimonios de compañeros de trabajo y personas cercanas. Él mismo llegó a afirmar que ya no sabía cómo ser gracioso.
Algunas personas atribuían sus problemas de conducta al abuso de sustancias y a una depresión crónica. Fue un neuropatólogo quien lo diagnosticó correctamente: tenía demencia con cuerpos de Lewy.
Una investigación del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares explica que es común que las primeras señales de la demencia con cuerpos de Lewy (dificultad para dormir, alucinaciones) se diagnostique equivocadamente como un trastorno psiquiátrico. Dice el mismo estudio que muchas personas con Parkinson luego desarrollan esta forma de demencia.
¿Qué ocurre con el diagnóstico?
La demencia no es una enfermedad específica sino un grupo de síntomas relacionados con el deterioro de la memoria y otras capacidades de razonamiento. De acuerdo a la Alzheimer’s Association, a menudo es llamada "senilidad" o "demencia senil", sin embargo, esos términos son incorrectos y reflejan la falsa creencia de que el deterioro mental grave es parte normal del envejecimiento.
Repetir varias veces algo que ya se había dicho, hacer la misma pregunta una y otra vez,
perderse en lugares conocidos, agitación, problemas para hablar, moverse o reconocer objetos, olvidos, falta de concentración y dificultad para seguir instrucciones son algunas señales comunes del trastorno. Estas pueden variar de acuerdo a las zonas del cerebro que están afectadas.
Para comprobar que se trata de demencia, los especialistas generalmente preguntan sobre el historial médico de una persona y hacen un examen físico que incluye análisis de sangre y, algunas veces, escaneos cerebrales. También revisan las habilidades de pensamiento, memoria y lenguaje. En muchos casos, se llega a un diagnóstico veraz, pero con algunos tipos de demencia, no se logra.
"No hay una sola prueba de sangre o escáner cerebral que pueda diagnosticar la enfermedad de Alzheimer u otros tipos de demencia con certeza", dice en un artículo publicado por los NIH Sanjay Asthana, especialista de la Universidad de Wisconsin que dirige un centro donde se estudian estos trastornos. "En estos casos, solo se puede hacer un diagnóstico definitivo en la autopsia".
Ausencia de síntomas
La enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más común que afecta a las personas mayores (los cambios cerebrales causan la muerte de las células nerviosas). Le sigue la demencia vascular (lesiones en los vasos sanguíneos producen la muerte del tejido cerebral). El tercer tipo con mayor incidencia es la demencia con cuerpos de Lewy (las neuronas encargadas de producir dopamina mueren y la corteza cerebral se degenera).
Sea cual sea su tipo, en las etapas tempranas de la demencia las personas no parecen afectadas y pueden hacer la mayoría de las actividades. Algunos estudios calculan que los síntomas comienzan entre 3.5 y 5.5 años antes de ser diagnosticados.
Si bien la demencia no tiene cura, hay medicamentos que pueden aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Pero la eficacia de estos tratamientos dependerá del diagnóstico veraz y oportuno.
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