Qué hay en la mente de "El Chapo" Guzmán
Acaba de ser capturado otra vez en Sinaloa, según anunció el presidente de México Enrique Peña Nieto. Pero Joaquín "El Chapo" Guzmán ha eludido a la justicia con una habilidad escapista digna de Houdini, y una inteligencia al servicio del crimen que algunos definen como "brillante". ¿Qué hay en la mente de este narco, que es querido y odiado por igual?
Crédito: Getty ImagesSe lo pregunta el público que sigue con pasión las noticias del escurridizo zar de la droga, y también las autoridades. En el 2005, la Procuraduría General de la República en México elaboró un informe en donde se describió en detalle el perfil psicológico de Joaquín "El Chapo" Guzmán, definiéndolo como una persona con una energía sin límites, producto de una "profunda frustración".
Acomplejado por su estatura (Chapo es el apodo que reciben los bajitos), maltratado por su padre, habiendo vivido una mísera infancia en Badiraguato, Sinaloa, adonde siempre vuelve, "El Chapo", dice el informe, es un volcán de resentimiento en constante erupción, enojo que logró encauzar de manera racional en sus planes criminales.
“Es tenaz y su sentimiento de inferioridad se refleja en una expresión de superioridad intelectual y de ambición desmedida por el poder. Tiene necesidad de liderazgo, controla el entorno y es obsesivo, pero mesurado en sus actos vindicativos”, señala el informe.
El mismo informe lo define como un "tipo seductor, espléndido y protector". De hecho, muchos de los campesinos de su Sinaloa natal lo veneran como un benefactor, un fenómeno que acompaña a estos zares, como ocurrió con el colombiano Pablo Escobar.
Los psicólogos que trabajaron este detallado perfil psicológico de "El Chapo" Guzmán aseguran que tiene una alta tolerancia a la frustración y al odio, lo que hace que sea paciente para diseñar sus redes de drogas y también para vengarse de sus enemigos.
Con su estrategia de latifundista protector, genera veneración, pero un tipo de veneración basada en el temor. Lo respetan, pero el miedo a la venganza y a la muerte es el motor de ese respeto.
Por supuesto, el perfil oficial lo clasifica como un psicópata, es decir un tipo de personalidad que no siente culpa. Al parecer, "El Chapo" se ve a sí mismo como alguien bueno, autor intelectual pero nunca "de facto" de sus brutales crímenes.
El periodista británico Malcolm Beith analizó el fenómeno del narco mexicano en su libro "The Last Narco: Hunting El Chapo, The World's Most Wanted Drug Lord" (2010) y lo define como una persona de una inteligencia suprema, quien, en otro mundo en el que hubiera usado su inteligencia con buenos fines, podría haber sido el CEO de una empresa multinacional de excelente reputación.
Pero, al parecer, el pasado de "El Chapo" lleno de rabia y miseria lo condenó a desarrollar esa inteligencia en un mundo de sicarios y droga, donde impera la ley del más fuerte y de las armas automáticas.
Pura fuerza negativa que tiene tal vez un único talón de Aquiles: la necesidad de volver siempre al lugar en donde empezó todo, Sinaloa, su paraíso y su infierno, en donde indudablemente se siente poderoso pero que fue a la vez su trampa mortal, allí lo atraparon el viernes 8 de enero, en una brutal redada.
Allí, "El Chapo" estaba tratando de llevar a cabo el sueño de la película propia, la historia de su vida, de su napoleónica personalidad. Sus contactos con artistas para trabajar en el filme fueron las piedritas en el camino que fue dejando y que guiaron a los marines mexicanos a Los Mochis, en donde fue arrestado.
Ahora está tras las rejas, pero nadie sabe cuál será el último capítulo de la saga de " El Chapo", tal vez en la pantalla grande.
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