Vladimir Putin: ¿tiene el síndrome de Asperger?
Un estudio del Pentágono, escrito en 2008 y difundido recientemente por medios de prensa, afirma que el presidente ruso Vladimir Putin tiene problemas de sociabilización por falta de desarrollo neurológico, ya que padecería el síndrome de Asperger, "un trastorno autista que afecta a todas sus decisiones", según el informe. ¿De qué se trata esta enfermedad?
Si bien los investigadores no pudieron probar su teoría acerca de Putin, ya que no pudieron explorar el cerebro del líder ruso, en el informe del Pentágono se asegura que "el desarrollo neurológico de Putin se interrumpió significativamente en la infancia".
En el mismo informe, se cita al doctor Stephen Porges, hoy profesor de psiquiatría de la Universidad de Carolina del Norte, quien aseguró en el mismo que "Putin tiene una forma de autismo".
El psiquiatra asegura que funcionarios del gobierno estadounidense se pusieron en contacto con él en y le pidieron ayuda porque encontraban muchas dificultades para lidiar con el presidente ruso, cuya conducta y ciertas expresiones faciales lo mostraban como alguien a la defensiva y con algunos problemas de sociabilización, característicos de las personas que sufren este tipo de trastorno autista.
Por ejemplo, menciona el Dr. Porges, para negociar es mejor crear una situación más íntima, con poca gente y en un lugar tranquilo".
Las acciones de Putin han estado bajo observación desde que Rusia ha respaldado a los separatistas del este de Ucrania, a principios del 2014. Por su parte, Estados Unidos y sus aliados europeos han iniciado una serie de sanciones económicas que han debilitado la economía de Rusia.
¿En qué consiste esta enfermedad?
El síndrome de Asperger también conocido como Trastorno del espectro autista de Asperger, es un trastorno generalizado del desarrollo (TGD) o un trastorno del espectro autista leve.
La principal diferencia y características de las personas diagnosticadas con el síndrome de Asperger es que no tienen retrasos cognitivos o del habla, todo lo contrario, muchas de estas personas tienen un coeficiente intelectual incluso mayor a la media y sobresalen en áreas como la informática y la ciencia, aunque las dificultades se presentan sobre todo a nivel social. Esta afección parece ser más común en varones.
Hoy en día existe un debate en torno a la denominación de esta enfermedad como trastorno independiente. En 1994, el Asperger se reconoció como un trastorno aparte en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-4), lo cual resultó de mucha ayuda para muchas personas que se sintieron identificadas con esta descripción independiente de los trastornos autistas.
Sin embargo, la nueva edición del manual, el DSM 5, elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), no la tiene como enfermedad independiente y el motivo que los psiquiatras alegaron es que realmente no existe una diferencia tan importante entre este trastorno y el autismo, al menos a nivel biológico.
Entre los síntomas característicos y generales del autismo se mencionan un deterioro significativo en el funcionamiento laboral y social, la incapacidad de comprender la comunicación no verbal, las conductas repetitivas y ciertas rutinas restringidas, comunes en las formas de autismo más leves hasta la más grave.
Más allá de las cuestiones nominales, las personas con síndrome de Asperger suelen ser demasiado concentradas u obsesionadas con un solo objeto o tema, e ignoran todos los demás. Las áreas de su interés suelen ser bastante limitadas, tiene temas que se tornan una obsesión por ejemplo, con los horarios de los trenes, con los directorios telefónicos, una aspiradora o colecciones de objetos, según datos de la Bibliotec Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Las personas con síndrome de Asperger no se aíslan del mundo de la manera en que lo hacen las personas con un trastorno autista, sin embargo presentan algunos problemas sociales y en el lenguaje a menudo lo llevan a tener cierto aislamiento. Suelen tener un sentido del humor limitado y suelen no comprender el sarcasmo o las metáforas. Tienen algunas dificultades con el contacto visual, las expresiones faciales y algunas posturas corporales o gestos pueden ser visto por los demás como raros o extraños.
También presentan dificultades de responder emocionalmente en interacciones sociales normales y no son flexibles respecto a rutinas o rituales.
En cuanto a lo motor, pueden ser más torpes o presentar algunas dificultades en algunos juegos deportivos o movimientos que requieran destrezas.
Con tratamiento, el síndrome de Asperger mejora notablemente, aunque la interacción social y las relaciones personales todavía pueden ser un problema. Sin embargo, muchos adultos con este síndrome se desempeñan con éxito en trabajos tradicionales y pueden llevar una vida independiente si cuentan con el tipo de apoyo apropiado.
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