El vínculo entre autismo y la triple viral fue un engaño
El estudio que relacionaba la vacuna con el autismo infantil había sido publicado en la revista médica británica “The Lancet”. Pero fue desmentido por otras investigaciones que no encontraron ninguna evidencia. La noticia había provocado la reacción de miles de padres que dejaron de vacunar a sus hijos.
El estudio que sembró el pánico en el mundo anglosajón al vincular el autismo infantil a la vacuna triple viral (sarampión, rubéola y parotiditis) fue un "trucaje elaborado", señala este jueves la revista British Medical Journal (BMJ). La revista médica británica "The Lancet" se retractó formalmente, en febrero de 2010, sobre esta investigación de 1998 y decidió retirar el artículo, que provocó un descenso de la triple vacunación en Gran Bretaña.
"The Lancet" había reconocido ya en 2004 que no debió haber publicado el estudio dirigido por el doctor Andrew Wakefield, que hacía temer un posible vínculo entre la vacuna triple viral y el autismo, y que provocó una intensa controversia en Gran Bretaña. Varias investigaciones (británica, canadiense, estadounidense), publicadas después del controvertido estudio, que sólo tomó en cuenta una muestra de 12 niños, no han encontrado ninguna correlación entre la aparición del autismo y la vacuna triple viral. De hecho, el autor principal del estudio, que desató el pánico al publicar su estudio en la prestigiosa revista médica, fue acusado de irregularidades y de haber llevado adelante una investigación sin respetar la ética médica. No obstante, se defendió en una entrevista con CNN diciendo que el estudio había sido "distorsionado burdamente".
"The Lancet", al retractarse del artículo, había acatado una decisión del General Medical Council (Consejo General de Medicina) británico, según el cual algunos elementos del artículo de 1998 de Wakefield y sus coautores eran "inexactos" y sus métodos de investigación "poco éticos".
En marzo pasado, la justicia estadounidense rechazó cualquier vínculo entre la triple vacuna administrada a William Mead, cuando era un bebé, y los síntomas de autismo se desarrollaron seis meses más tarde. Tres familias habían visto ya rechazadas sus demandas, en febrero de 2009, por casos similares. En su fallo, el tribunal especial estadounidense encargado de resolver las demandas contra el Estado en pos de una compensación financiera, consideró que "la teoría de una causa procedente de la vacuna no tiene ninguna base científica".
Los padres de William Mead, un niño que después de ser vacunado a los dos años, se enfermó y empezó a actuar de un modo diferente, hasta que fue diagnosticado de autismo, decidieron pedir a un tribunal especial que reconozca que un producto conservante a base de mercurio, el timerosal, que contienen algunas vacunas como la triple viral, podría ser la causa del autismo en los niños.
Eso es lo que, según los padres, indicaron los estudios que encontraron niveles peligrosos de mercurio en el cerebro. Este caso no es el único; también hay otros 5.000 padres clamando por lo mismo.
Así lo explican los Centros del Control y la Prevención de Enfermedades (CDC): “la información científica disponible en el momento no apoya la hipótesis de que las vacunas causan el autismo. Reconocemos que hay un gran interés en el asunto por parte de los padres, y por ello proporcionamos apoyo para que se realicen más investigaciones al respecto. Lo hacemos porque estamos comprometidos a que nuestro programa de vacunación sea lo más seguro posible”.
A pesar de la falta de evidencia científica y de las desmentidas, una gran cantidad de personas siguen mostrando su resistencia y su falta de credibilidad. Como lo hizo una usuaria en el foro "De mujer a mujer" de Univision, que dice que "el timerosal dispara el autismo en un cuerpo ya predispuesto a eso, con sistema inmunológico débil".
Cada año, 36,500 niños que nacen en los Estados Unidos son diagnosticados con algún desorden del espectro autista (ASD, su sigla en inglés). Se estima que el 13% de los niños tiene un trastorno del desarrollo, que incluye desde incapacidades leves como deterioros del lenguaje o el habla hasta discapacidades más serias, como problemas intelectuales, parálisis cerebral y autismo.
También explica: “el autismo es una incapacidad grave que afecta el desarrollo y dura toda la vida. Apoyamos todos los esfuerzos destinados a determinar y prevenir todas las causas del autismo a la mayor brevedad posible”. En los Estados Unidos, se reportaron casi 100 casos de sarampión en 2009 y ninguna muerte a causa de esta enfermedad, según cifras del CDC. En 1990, se habían detectado 27.786 casos y 64 muertes. La agencia de noticias AFP solicitó su reacción, por teléfono y por correo electrónico, al doctor Andrew Wakefield, quien reside en Estados Unidos, pero la noche del miércoles no había obtenido una respuesta ni del él ni de su agente editorial.
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