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Violencia de pareja, cómo salir del maltrato

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La violencia en la pareja es un hecho frecuente y daña a toda la familia, por eso es muy difícil tomar decisiones, buscar ayuda o separarse. Siempre es triste el final de una pareja y aceptar que no estamos con la persona adecuada que nos ame y respete.  Pero esta experiencia con frecuencia no es un fracaso sino un inicio de una vida mejor. Hay amores tóxicos que hacen daño emocional y físico. 

Más de una cuarta parte de las mujeres de entre 15 y 49 años que han tenido una relación de pareja han sido objeto de violencia física y/o sexual de pareja al menos una vez en su vida (desde los 15 años) según datos de la Organización Mundial de la Salud.

Una de mis primeras pacientes recordaba su familia feliz y tranquila en la que se crió sin violencia y cuando conoció a su futuro esposo que era celoso y violento verbal y emocional,   que la agredía, le gritaba, la humillaba loco por los celos, no supo enfrentar la situación. 

Pensó que las conductas de él eran producto de su infancia desdichada y la falta de amor familiar. Ella y su familia sintieron que compartiendo la paz de su hogar, todo cambiaría…y cambio para mal. La violencia pasó de verbal a física y todos vivieron el infierno de la violencia del esposo y fue muy difícil salir de esa situación. Sólo lo lograron con ayuda de un terapeuta y asistiendo a grupos de ayuda.

Actualmente esto no debería ocurrir porque se habla mucho más  sobre la violencia contra la mujer, hay instituciones que ayudan y hay leyes que protegen. Sin embargo, la violencia continúa  porque todavía se educa a las mujeres para ser sumisas y al varón para tener el poder. Esto daña a ambos.

Además, hay una presión social que a veces hace difícil  separarse y encontrar apoyo familiar. Muchos hijos incluso se oponen y eso impide que la persona que sufre se libere.

¿Qué problemas de salud trae la violencia?

Los hombres violentos suelen sufrir de infartos, úlceras estomacales y los problemas de tabaquismo y alcoholismo son frecuentes.

En la mujeres víctimas de maltrato aparecen trastornos como la depresión, ataques de pánico, psoriasis, pérdida de cabello, problemas respiratorios, entre otras afecciones.

Lamentablemente estos problemas de salud no son vistos con una mirada que permita, por un lado,  identificar a la violencia como la causa de estos males, y por otro entender que no se soluciona solo tomando medicamentos, como un antidepresivo.

¿Qué podemos hacer?

Cuando vemos a alguien atrapado en estas relaciones que lastiman a todos (porque también los hijos como testigos sufren), lo importante es considerar que nadie se queda en una relación porque quiera sufrir. 

Las mujeres que soportan el maltrato tienen por lo general baja autoestima o no cuentan con independencia económica, o tienen muchísimo miedo, hijos pequeños y familias que no ayudan.

Otro factor que también hay que tener en cuenta es que la idea del amor para toda la vida y la familia unida son principios que atan a muchas mujeres, impidiéndoles tomar decisiones. Esto afecta a su salud. Pierden la alegría, el entusiasmo, dejan pasar la vida y después de años de padecimientos sufren depresión.

Cómo salir del maltrato

La mejor manera de salir de este círculo donde el miedo, el amor y la tristeza envuelven a tantas mujeres, es animarse a pedir ayuda y encontrar espacios donde la escuchen. 

Hay Instituciones con gente especializada en el tema, grupos de ayuda con personas que viven situaciones parecidas y pueden ayudarse mutuamente.  

Escuchar a otras mujeres que pasaron por vidas con hombres violentos ayuda mucho, al igual que la orientación de profesionales.  Porque una vez que la persona maltratada se anima a buscar ayuda, va a necesitar apoyo para seguir y sostener la idea de no soportar más la violencia.

En esos momentos la sociedad y los seres queridos son  responsables de que no vuelva a vivir una situación violenta, Necesita afecto, comprensión y orientación. En los lugares que ayudan a estas mujeres les dan información pero con frecuencia necesitan acompañamiento para encontrar dónde vivir, un trabajo, escuela para los niños, etc. Esa es la tarea de todos: creerle, escucharla y acompañarla.

Sobre la autora: 

La licenciada María Rosa Rivero es terapeuta familiar y 
logoterapeuta; es especialista en terapia cognitiva conductual y violencia familiar, y fue docente del posgrado de Violencia Familiar de la Universidad de Buenos Aires.

Para  más información y consultas,  este es su correo:  licenciadariveromr@gmail.com

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