Qué ocurre si bebes leche con miel
Desde hace siglos, la leche y la miel se utilizan con fines gastronómicos y medicinales.
Estos alimentos son reconocidos por formar parte de distintos tipos de dietas saludables, pero ¿alguna vez te preguntaste qué beneficios puedes obtener si los combinas? Aquí repasamos qué dicen los expertos
Cómo hacer leche con miel
Cómo su nombre lo indica, la leche con miel es una bebida muy sencilla y rápida de preparar. Solo basta mezclar ambos ingredientes (se aconseja que la leche esté tibia para que sea más sencillo diluir la miel) y condimentar a gusto, con jugo de cítricos, canela o tus semillas favoritas.
También debes determinar qué tipo de leche y qué tipo de miel vas a utilizar en la preparación. La leche más elegida suele ser la de vaca, debido a su accesibilidad, aunque también se puede optar por la de oveja, cabra, caballo, burro, búfalo, reno, camello o yaks.
Otra opción atractiva es optar por las leche vegetales (ideales para los casos de alergia o intolerancia a la lactosa). Estas se elaboran a partir de frutos secos, cereales, granos o semillas, como las almendras, lino, soja o arroz.
En el caso de la miel, a grandes rasgos se la puede dividir en dos grupos:
- Natural: significa que no se calentó por encima de los 60 °C o 140 °F, ni sometió a ningún tipo de procesamiento. Es un producto que se recolecta y envasa directamente de las colmenas.
- Industrial: significa que se calentó por encima de los 60 °C o 140 °F, y pasteuriza. Con ello se buscar evitar la cristalización, aunque también se reducen drásticamente su calidad, enzimas, antioxidantes y propiedades.
A su vez, se puede optar por:
- Miel común: producida por las abejas Apis Mellifera, a partir del néctar de las flores o de secreciones de las plantas u otros insectos.
- Miel Manuka: se obtiene del néctar de los árboles de Manuka (Leptospermum scoparium), originarios de Australia y Nueva Zelanda.
- Miel de trigo sarraceno: se obtiene del néctar de las flores del trigo sarraceno o alforfón (Fagopyrum esculentum).
Una vez que decidas que combinación incluir en tu dieta podrás disfrutar de distintos beneficios:
Cuáles son sus beneficios
La leche con miel es una bebida muy atractiva ya que cubre muchos de los déficit de las dietas de adultos y jóvenes, al aportar:
- Carbohidratos.
- Minerales, como calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasio, selenio, y zinc.
- Vitaminas, como la A, C y del complejo B (especialmente B6 y B12).
Ayuda a dormir
Aunque no hay estudios que hayan analizados los efectos específicos de la leche con miel, si existe evidencia científica que muestra que el consumo de ambos ingredientes (especialmente en las horas previas a dormir) es de gran ayuda para dormir.
También existen investigaciones que encontraron que pacientes que se recuperaban de cirugías e incluían leche y miel en sus dietas, registraron una mejor calidad del sueño.
Cuida la piel
La combinación de leche con miel cuenta con una larga tradición cosmética, gracias a sus compuestos antiinflamatorios y antioxidantes, capaces fortalecer la piel, eliminando las células muertas, rejuveneciéndola y refrescándola.
Si bien este beneficio se suele adjudicar a su uso tópico, bebiéndola también se pueden aprovechar sus propiedades.
Esto se debe a que la combinación de peróxido de hidrógeno, acidez, y alta concentración de azúcar y polifenoles de la miel, junto al efecto hidratante y aporte de calcio de la leche genera un ambiente hostil para las bacterias que dañan las células de la piel.
También es una excelente opción para combatir a los radicales libres, moléculas inestables que alteran las estructuras celulares sanas, favoreciendo la aparición de distintas enfermedades o lesiones, incluido un envejecimiento prematuro que se traduce en la aparición de arrugas o manchas.
Fortalece la salud bucal
Además de prevenir trastornos óseos y facilitar la recuperación del daño en los huesos, la leche con miel es una excelente opción para cuidar la salud dental.
También posee propiedades cicatrizantes y bactericidas que eliminan a los microrganismos dañinos que se acumulan en las encías.
Incluso algunos especialistas aseguran que incorporar esta bebida en la dieta es una buena forma de reemplazar a otras opciones que no son saludables, como los refrescos, reduciendo así la aparición de caríes o problemas de encías.
Protege la salud cardiovascular
Por su riqueza en calcio, la leche con miel reduce el riesgo de distintos problemas cardíacos, como los accidentes cerebrovasculares o la aterosclerosis. Además, la presencia de potasio y magnesio ayuda a prevenir la hipertensión, gracias a sus efectos vasodilatadores.
La composición rica en polifenoles de esta bebida también es útil para disminuir el impacto de los radicales libres y estimular la producción de fosfatos orgánicos que regulan el ritmo cardíaco y disminuyen el riesgo coronario.
Precauciones
A pesar de las bondades que esta bebida ofrece, no se debe olvidar que, si contiene leche animal, será rica en grasas y junto a su gran aporte calórico puede significar un mayor riesgo de sobrepeso u obesidad.
Para evitar este problema se aconseja beberla con moderación u optar por leche descremada para la preparación.
Con respecto a la miel, el riesgo puede hallarse en las personas alérgicas al polen de abeja, que pueden presentar reacciones graves tras consumirla, como debilidad, vómitos, mareos, sudoración excesiva o problemas para respirar.
Para recordar:
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.
No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.
Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Departamento de Agricultura de EE. UU., Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.
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