El riesgo de recurrencia del cáncer de mama dura décadas
Enterarte de que tienes cáncer de mama recurrente puede ser más difícil de afrontar que el diagnóstico inicial, pero no tiene por qué ser devastador. Expertos aseguran que el tratamiento tiene grandes posibilidades de ser efectivo y que es posible controlar la enfermedad durante largos períodos.
Médicos especialistas de la Clínica Mayo señalan que el cáncer de mama recurrente es aquel que vuelve a aparecer después del tratamiento inicial, concebido para eliminar todas las células cancerosas.
Sin embargo, es posible que algunas de esas células hayan evadido el tratamiento y hayan sobrevivido. Estas células cancerosas no detectadas se multiplican y se convierten en cáncer de mama recurrente.
Esa reaparición puede concretarse meses o años después y aparecer en el mismo lugar del cáncer original (recurrencia local) o puede diseminarse a otras partes del cuerpo (recurrencia distante).
Más de 60 mil mujeres
Investigadores examinaron los datos de 88 ensayos clínicos que involucraron a 62 mil 923 mujeres con tumores receptores de estrógeno (ER). Después de tratar los tumores ER-positivos con quimioterapia, radiación o cirugía, las mujeres generalmente reciben cinco años de terapia de seguimiento con píldoras diarias a base de hormonas, ya sea tamoxifeno o inhibidores de la aromatasa.
El objetivo de la terapia adyuvante es destruir cualquier célula cancerosa persistente que no haya sido destruida por el tratamiento inicial.
Pese a los esfuerzos, muchas mujeres que siguieron el tratamiento inicial contra el cáncer de mama, con cinco años de terapia hormonal para mantener a raya los tumores, experimentaron nuevas enfermedades malignas hasta dos décadas después de su diagnóstico, según reveló el estudio.
Todas las mujeres estaban libres de cáncer cuando completaron cinco años de terapia adyuvante basada en hormonas.
Sin embargo, durante los siguientes 15 años, el cáncer regresó en el 41 por ciento de las mujeres. Ese grupo era el que presentaba mayor riesgo porque tenían los tumores más grandes, algunos, incluso, ya diseminados más allá del seno.
En las mujeres de menor riesgo, las que originalmente tenían tumores pequeños que no se habían diseminado a los ganglios linfáticos u otras partes del cuerpo, también presentaron 10 por ciento de probabilidades de cáncer reaparecido durante el estudio, informaron los investigadores en el New England Journal of Medicina.
"Sabemos que la terapia adyuvante (basada en hormonas) durante 5 años reduce sustancialmente el riesgo de recurrencia y mortalidad", dijo el autor principal del estudio, Daniel Hayes, del Centro Oncológico Integral de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
"Ahora tenemos buena evidencia de que extender la terapia adyuvante más allá de cinco años reprime y reduce la recurrencia y la mortalidad", informó Hayes.
Los médicos saben desde hace tiempo que cinco años de tamoxifeno reducen la recurrencia a aproximadamente la mitad durante el tratamiento, y en casi un tercio en los próximos cinco años.
Los inhibidores de aromatasa, que funcionan solo en mujeres posmenopáusicas, son incluso más efectivos que el tamoxifeno para reducir la recurrencia y la muerte por cáncer de mama.
Algunas investigaciones recientes sugieren que cinco años adicionales de terapia basada en hormonas son aún más efectivos, pero los efectos secundarios hacen que algunas mujeres sean reacias a continuar.
Los efectos secundarios que ponen en peligro la vida son poco frecuentes, pero las mujeres que toman estas hormonas pueden tener síntomas de menopausia como bochornos y sequedad vaginal.
Es mejor estar atentas
Aunque el estudio sugiere que algunas mujeres pueden tener más riesgo de recurrencia en función de las características originales de su tumor, aún puede ser difícil hacer predicciones y por eso lo más importante es que todas estén atentas a los síntomas, a las señales y se hagan exámenes frecuentes, refirió Sharon Giordano del MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas en Houston.
"El cáncer de mama puede estar latente durante muchos años, por lo que las mujeres no pueden tener una enfermedad aparente, pero aún pueden volver a aparecer años más tarde si el tumor vuelve a activarse", dijo Giordano. "No sabemos por qué algunos cánceres se vuelven activos nuevamente después de años de latencia".
Las mujeres necesitan chequeos regulares y exámenes de mama, así como también mamografías anuales, dijo la doctora Alana Biggers, investigadora de la Universidad de Illinois-Chicago que no participó en el estudio.
"Si una mujer tiene un alto riesgo de cáncer de mama, como una mujer con una mutación genética, es posible que necesite tanto mamografías como resonancias magnéticas de la mama", agregó Biggers. "Además, las mujeres deben mantener un peso saludable, hacer ejercicio, dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol para reducir el riesgo de recurrencia".
Signos y síntomas
Los signos y síntomas del cáncer de mama recurrente varían según el lugar donde vuelve a aparecer el cáncer, advierten expertos de la Clínica Mayo.
Si la reaparición es local (cuando el cáncer vuelve a aparecer en la misma zona donde había aparecido por primera vez) lo síntomas son: un nuevo bulto o una zona de firmeza irregular en el seno, cambios en la piel del seno, inflamación de la piel o enrojecimiento de una zona del seno, secreción por el pezón.
Si hay reaparición local en la pared torácica después de una mastectomía pueden presentarse: uno o más nódulos indoloros en la piel de la pared torácica o por debajo de ella: una nueva zona de engrosamiento en la cicatriz de la mastectomía o cerca de ella.
Cuando se habla de reaparición regional, el cáncer de mama regresa a los ganglios linfáticos cercanos a la zona donde había aparecido por primera vez.
En ese caso es posible que haya hinchazón en los ganglios linfáticos ubicados debajo del brazo, cerca del esternón, en el surco sobre el esternón, en el cuello.
La reaparición es distante (metastásica) cuando el cáncer vuelve a aparecer en zonas alejadas de aquella donde había aparecido por primera vez; generalmente en los huesos, el hígado y los pulmones.
En ese caso los signos y síntomas son: dolor agudo y que empeora; por ejemplo, en el pecho o en los huesos; tos persistente; dificultad para respirar; pérdida de apetito; pérdida de peso; dolores de cabeza intensos; convulsiones.
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