Quiere ser madre con óvulos de su hija muerta
Una mujer de 59 años llevó al tribunal británico su caso para que le permitan trasladar los óvulos a EE.UU. y poder convertirse en la madre de sus nietos. Un caso inédito que plantea interrogantes éticos sobre los óvulos de personas fallecidas.
En Londres, Inglaterra, una mujer que bordea los 60 años pidió a la justicia que la dejen trasladar los óvulos congelados de su hija fallecida en 2011, a una clínica de fertilidad de Estados Unidos.
Su deseo es -según ella- cumplir con la voluntad de su hija, quien la eligió para criar al hijo que aquélla no pudo tener.
La señora de identidad reservada explicó frente al Alto Tribunal que su hija, quien murió de cáncer de intestino, quería que sus óvulos fueran fertilizados con el esperma de un donante y se implanten en el útero de su madre.
La fallecida era su única hija, y al recibir el diagnóstico de cáncer en 2008, decidió congelar sus óvulos en una clínica de fertilidad en Hammersmith, en Londres.
El caso es único en su tipo, y plantea el dilema de quién tiene los derechos de los óvulos una vez que la persona falleció y no hay un esposo o pareja de por medio.
La señora expresó que una clínica en Nueva York dijo que está dispuesta a ofrecerle el tratamiento de fertilidad que desea, a un costo de $92,000. Y que ella está decidida y tiene buena salud como para hacerlo.
Pero la Autoridad de Embriología y Fertilidad Humana británica (HFEA, por su sigla en inglés) se niega a emitir una autorización para permitir que los óvulos sean trasladados fuera del país.
Un dilema similar enfrenta la actriz y conductora Sofía Vergara, quien conserva en una clínica privada óvulos fecundados por Nick Loeb, con quien rompió su relación en 2013. El destino de éstos es incierto, pues la ex pareja no se pone de acuerdo y ambos están enfrentados en una batalla legal, donde él quiere conservarlos y Sofía se opone.
¿Quién tiene derecho sobre estos óvulos?
La mujer redactó un nuevo pedido donde dice al juez que descarte la negativa porque interfiere con los derechos humanos de la familia. Pero la justicia argumenta que no hay pruebas suficientes de que la mujer fallecida quisiera que la madre sea la gestante de sus óvulos, aunque sí firmó un consentimiento autorizando que éstos sigan almacenados en el laboratorio.
Según la madre, su hija le habría dicho: "Quiero que tú lleves a mis bebés en tu vientre y quiero que tú y papá los críen”.
En su declaración frente al juez dijo: "No tengo absolutamente ninguna duda de que estos huevos son entidades en el limbo esperando nacer, y está claro que mi hija quería que sus genes se perpetuaran después de su muerte”.
Mohammed Taranissi, el experto en fertilidad que dirige la clínica ARGC en Londres, declaró a la BBC: "Nunca he oído hablar de un caso de subrogación que involucre a una madre y los óvulos de su hija muerta. Es justo decir que esto puede ser una primicia mundial".
La decisión de congelar los óvulos
Las mujeres nacen con alrededor de 1 a 2 millones de óvulos y la mayoría muere naturalmente en el transcurso de la vida, así como se pierden otras células. Cuando se llega a la edad de 35 a 40 años, los óvulos desaparecen más rápidamente y los que quedan podrían ser menos capaces de lograr un embarazo saludable, informa la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM por su sigla en inglés).
Las nuevas técnicas de conservación y el gran avance de las últimas décadas, permiten a las mujeres “detener” su reloj biológico y preservar óvulos en laboratorio de cuando son más jóvenes para tenerlos disponibles en el momento en que deciden ser madres.
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