México con alta incidencia en trastornos del sueño
En México se calcula que más de 35 millones de personas (una tercera parte de la población) de entre 41 y 64 años padecen algún trastorno del sueño, de ellos, el 40% presenta insomnio, que en la actualidad es subdiagnosticado, ignorado y mal manejado, alertó el Dr. Reyes Haro Valencia, director de la Clínica del Sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El también especialista en el estudio del sueño en México y Latinoamérica explicó que los trastornos del sueño son situaciones que afectan el dormir de manera adecuada, pueden producir dificultad para dormir, despertares continuos, o que se dispare la necesidad de dormir en momentos y condiciones inadecuadas. Los dos tipos más frecuentes son: el insomnio y la hipersomnia.
El insomnio, resaltó, es la dificultad para conciliar el sueño o, una vez que se ha logrado, continuar dormido; se puede presentar tanto en niños como en adultos, pero se intensifica entre la tercera y cuarta década de vida, por ser la etapa en que más se manifiestan las presiones económicas y se experimentan mayores cambios físicos y hormonales. Lo padecen más las mujeres que los hombres, aunque hay más roncadores del sexo masculino que del femenino.
Alertó sobre la necesitas de tomar en cuenta sus repercusiones, toda vez que si alguien no duerme bien, en el día está irritable, baja su productividad, la expectativa de vida disminuye, se puede enfermar con mayor facilidad y se incrementa el riesgo de sufrir accidentes, lo que deriva en retardos en el trabajo, incapacidades y las consecuencias económicas y familiares.
Subtipos del insomnio
Haro Valencia indicó que esta afección se puede clasificar en tres subtipos, en función del momento en que ocurren.
El más común es el primario y se caracteriza por presentar problemas para dormir. Para considerarlo como tal, la persona debe tardar más de 30 minutos como promedio para alcanzar el sueño adecuadamente, debe ocurrir más de tres veces por semana y tener más de un mes de duración, indicó.
Está vinculado con el estilo de vida, es decir, las presiones económicas, laborales, familiares, académicas, largos traslados para el trabajo o la escuela. En este caso no hay relación con factores orgánicos o físicos, como el ronquido o el movimiento de las extremidades, precisó.
Otro tipo es el insomnio de continuidad, donde los pacientes no tienen problema para dormir, pero despiertan recurrentemente; estas interrupciones van acompañadas de la dificultad para conciliar de nuevo el sueño, entonces el tiempo de vigilia se incrementa. En esos periodos la gente va al baño, ve televisión, escucha música, es decir, hace todo lo que no debe, resaltó.
El tercer subtipo, que tiende a estar asociado con la depresión, es el tardío o final, que refiere una dificultad para continuar dormidos, pero casi al momento de despertar. Los afectados interrumpen el sueño a las tres o cuatro de la mañana y no lo pueden conciliar de nuevo, acotó el neurofisiólogo.
¿Cuántos horas de sueño es suficiente?
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos refiere que aunque para la mayoría de las personas se recomiendan de 7 a 8 horas de sueño en la noche, los niños y los adolescentes necesitan más tiempo. Las personas mayores tienden a estar bien con menos sueño en la noche, pero aún requieren aproximadamente 8 horas de sueño en un período de 24 horas. La calidad del sueño es tan importante como su cantidad.
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