Por cuadro depresivo comía clavos y monedas
- Rajpal Singh de 34 años acudió a un hospital de la ciudad de Bhatinda, en India, por diversos malestares en su estómago. Los médicos le practicaron una endoscopia (procedimiento que permite ver el interior del cuerpo) para descubrir que ocasionaba sus dolores cuando descubrieron una serie de objetos extraños dentro de su abdomen que revelaron su extraño hábito.
"El paciente llegó a nosotros con un fuerte dolor de estómago", comentó el Dr. Gagandeep Goyal, quien dirigió al equipo de médicos que operaron a Rajpal. Al principio pensabamos que se trataba de una intoxicación alimentaria o una úlcera, pero "cuando hicimos la endoscopía, nos quedamos boquiabiertos al ver tantos cuerpos extraños, como monedas y agujas en el interior del estómago", declaró al diario británico Daily Mail.
En los últimos tres años Rajpal se había tragado 140 monedas, 150 clavos y un puñado de tuercas, pernos y pilas, además de varios tornillos y otros objetos.
"Yo solía tragar monedas y metales con jugo de frutas o leche", reconoció Singh y dijo que debido a problemas familiares cayó en depresión y comenzó con este extraño hábito, ya que le producía cierto confort.
“Los médicos me han dicho que esos objetos afilados podrían haber pinchado mi intestino y causado mi muerte” expresó Rajpal. “Me siento mucho más tranquilo ahora. Nunca más lo voy a volver a hacer,” concluyó.
Las personas que tienen deseos de comer y comen tierra, objetos metálicos, polvos, productos químicos y cosas que no son alimento, padecen alotriofaiga o también conocida como Síndrome de Pica. Alotrofagia, el nombre científico de este síndrome, deriva del griego “alotrios”, extraño, y “fagia” (comer), y se puede traducir como comer cosas extrañas.
Si bien, en los niños de corta edad esta conducta es habitual debido a su afán por explorar el entorno y su costumbre de llevarlo todo a la boca, deja de ser considerada normal a partir de los 18-24 meses de edad.
Algunas de las causas que provocan esta alteración son:
Físicas, por deficiencias nutricionales. Suele darse en mujeres embarazadas, sospechándose que este desorden puede tener sus raíces en el instinto animal que nos obligaría a la ingesta de yeso para suplir carencias de calcio durante el embarazo.
Culturales, en este caso unidas también a la falta de alimento, ya que se sabe que este trastorno tiene mayor incidencia en regiones pobres como Centro y Sudamérica, y en la India.
Psicológicas y mentales. Aquí el abanico es amplio, pudiendo desencadenarse en personas que sufren estrés, baja autoestima, o que padecen o han padecido miedos, abusos, u otros traumas psicológicos.
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