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Cáncer y alimentación ¿cuál es su relación?

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Lo que comemos puede incrementar o reducir el riesgo de cáncer.

Aunque las causas de esta enfermedad son complejas e imposibles de simplificar a aspectos aislados de la dieta, existe un importante vínculo entre el cáncer y la alimentación. Aquí repasaremos las principales recomendaciones de los expertos.

Nuestro cuerpo renueva constantemente sus células para reemplazar a las que envejecen o mueren. En algunos casos, este proceso se ve afectado y produce células "inmortales" que se acumulan en los tejidos dando lugar a la aparición de tumores.

Estos pueden ser benignos (no son cáncer) o malignos. En este último caso las células dañadas pueden extenderse por el cuerpo e invadir otros tejidos, fenómeno que se conoce como metástasis.

Hay ciertas conductas de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar cáncer, siendo las más comunes:

  • Mala alimentación.
  • Consumo de tabaco.
  • Consumo de alcohol.
  • Inactividad física.
  • Exposición a contaminantes.

Distintas investigaciones señalan que hasta 50% de los cánceres pueden estar relacionados con la dieta. Dejando de lado discusiones específicas en torno al vínculo del cáncer con la alimentación, existen ciertos hábitos dietéticos que son vistos con unanimidad como útiles para prevenir el cáncer:

  • Consumir de frutas, vegetales, legumbres y cereales. Se recomienda un mínimo de 400 g al día de frutas y vegetales, que proporcionen más del 10% de la energía diaria. Consumir variedad e incluir alimentos de temporada puede potenciar los beneficios.
  • Los cereales y tubérculos deben proporcionar al menos el 50% de la energía diaria. También es conveniente aumentar el consumo de fibra para mejorar la función intestinal y disminuir el tiempo de contacto de los carcinógenos con la pared intestinal.
  • Los azúcares deben proporcionar menos del 10% de la energía diaria.
  • Reducir la frecuencia de consumo y raciones de carnes (menos de 70 g por día) o reemplazarlas por pescados o aves. También se debe limitar el consumo de alimentos en salazón, ahumados, curados, y conservas con nitratos.
  • La grasas no deben proporcionar más de 30% de la energía diaria, con un predominio de grasas insaturadas, y hasta 35% en caso de consumo mayoritario de grasas monoinsaturadas (como aceite de oliva, aguacate o frutos secos).
  • Incorporar con regularidad productos lácteos moderados o bajos en grasas.
  • Evitar las deficiencias en micronutrientes, prestando especial atención al aporte de antioxidantes (vitamina C y E, betacarotenos, y selenio), así como al aporte de folato, calcio y zinc.
  • Consumir menos de 5 g totales de sal por día.
  • Consumir alimentos perecederos en el día o almacenarlos refrigerados o congelados.
  • No cocinar a temperaturas muy altas, y preparar los alimentos hervidos o cocidos al vapor en lugar de fritos o asados en parrillas.
  • En caso de beber alcohol, hacerlo con moderación, limitándolo a no más de un trago al día en mujeres o no más de dos en hombres. Un trago se define como 12 onzas (350 ml) de cerveza, 5 onzas (150 ml) de vino o 1.5 onzas (45 ml) de licor destilado.

Además de estas medidas relacionadas con la alimentación, se recomienda incorporar otros hábitos asociados con el estilo de vida:

  • No fumar.
  • Mantener un peso saludable.
  • Realizar actividad física regularmente.
  • Evitar la exposición prolongada al sol.
  • Realizar chequeos médicos regulares. Recuerda, los tratamientos contra el cáncer son más eficaces durante la etapa temprana de la enfermedad.

Alimentación durante el tratamiento contra el cáncer

La nutrición es una parte importante del tratamiento contra el cáncer. Comer los tipos indicados de alimentos antes, durante y después del tratamiento puede ayudar a sentirse mejor y mantenerse más fuerte.

Los expertos afirman que, para estos casos, también se debe tener en cuenta la lista anterior de consejos, aunque también puede ser útil incorporar las siguientes medidas:

  • Fraccionar las comidas entre 6 y 10 tomas por día.
  • Optar por las comidas más completas en las horas de mayor apetito, por ejemplo, durante la mañana.
  • Consumir los alimentos templados o a temperatura ambiente.
  • En caso de ser necesario, modificar la textura y consistencia de los alimentos.
  • Modificar la condimentación y preparación culinaria, por ejemplo, reduciendo el uso de sal o picantes, y optando por hervir en lugar de freír o asar los alimentos.
  • Eliminar o limitar las carnes rojas y alimentos flatulentos.
  • No descuidar la hidratación. Beber entre 2 y 2,5 litros de agua por día.
  • En caso de considerarlo necesario, un profesional de la salud puede recomendar el uso de suplementos calóricos o proteínicos.

Estadísticas sobre el cáncer

El cáncer es la principal causa de muerte en todo el mundo, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 2020 se atribuyeron a esta enfermedad casi 10 millones de defunciones, de las cuales más de 713.414 correspondieron a Latinoamérica y el Caribe.

A su vez, en la región se registraron más de 1.470.274 casos nuevos, siendo los tipos más comunes:

  • Próstata (214.522 casos).
  • De mama o seno (210.100 casos).
  • Colorrectal (134.943 casos).
  • De pulmón (97.601 casos):
  • Gástrico (67.617 casos).

Fuentes consultadas:

Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.,

Observatorio Global del Cáncer (Globocan),

Organización Mundial de la Salud (OMS),

Sociedad Estadounidense Contra el Cáncer (ACS),

Robles-Agudo, F., Sanz-Segovia, F., López-Arrieta, J.M., Beltrán, M. (2005). Alimentación y Cáncer. Revista Española de Geriatría y Gerontología.


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