Los niños obesos podrían ser separados de sus padres en Inglaterra
En una familia, cuando los padres no atienden a sus hijos y no los alimentan se considera maltrato, y el gobierno puede intervenir y llevarse a los niños. Sin embargo, qué sucede en el caso contrario: cuando los alimentan demasiado, tanto que los niños desarrollan obesidad mórbida y otros problemas de salud física y mental.
En Inglaterra, algunos trabajadores sociales y médicos consideran que, en ciertos casos, el hecho de que los padres permitan que sus hijos desarrollen obesidad debería ser considerado como una forma de maltrato infantil, por lo que el gobierno tendría el derecho de llevarse a los niños.
"La obesidad infantil es en realidad una forma de maltrato: si los padres permiten que sus hijos sean obesos, están dañándolos físicamente, por los riesgos que esto implica para la salud; además, hay que considerar el impacto psicológico que la obesidad tiene en los niños", comentó Joanna Nicholas, trabajadora social del Safeguarding Children Board, en Inglaterra, en una entrevista con la BBC.
De acuerdo con Nicholas, quien se encarga de la defensa de casos de niños obesos, la obesidad infantil eleva el riesgo de padecer problemas como diabetes o enfermedades cardiovasculares a una edad temprana; asimismo, muchos niños con obesidad padecen baja autoestima y depresión.
“Muchos de estos pequeños se quedan siempre en casa, debido a que su peso les impide relacionarse adecuadamente con otros niños; esto no sólo reduce la sociabilidad de los infantes, sino que fomenta el sedentarismo y el consumo de alimentos por razones emocionales”, destaca.
Es bien sabido que bastarían algunos cambios en el estilo de vida para combatir la obesidad o, al menos, mantenerla a raya. No obstante, si los padres no intentan controlar la obesidad de sus hijos, a juicio de algunos especialistas, podrían ser acusados de negligencia y perder la custodia de sus pequeños.
Según el Dr. Matthew Capehorn, director del National Obesity Forum, en Inglaterra, “Cuando un niño es diagnosticado con obesidad, se informa a los padres, y se les ofrecen asesorías para que puedan hacer algo. No obstante, si se les informa una y otra vez sobre los riesgos que corre su hijo, y ellos no hacen nada, entonces pedimos la intervención de los servicios sociales”.
“Es justo en estas circunstancias, cuando los padres no cooperan, que el gobierno puede llevarse a los niños”, destaca Nicholas, quien, además comenta el caso de una familia, en la que los padres perdieron a su hijo: "Ellos no querían aceptar que había un problema y que tenían que hacer cambios para mejorar la condición de vida del niño, así que fuimos a la corte, y ellos perdieron el caso".
En Estados Unidos, se dio una situación semejante: en 2011, un niño de ocho años que pesaba 200 libras (90 kilogramos) fue separado de sus padres; el estado retiró la custodia del pequeño luego de que se declarara que sus padres no hacían lo suficiente para mejorar sus condiciones de vida, poniendo en riesgo su salud.
"Muchos creen que este tipo de actos son una exageración, que es injusto que los niños sean apartados de sus familias, pero también hay que tomar en cuenta que es injusto permitir que los niños vivan en condiciones que los afectan", destaca el político Lindsay Whittle, de la Asamblea Nacional de Gales, en Gran Bretaña.
Sin embargo, ¿retirar a los niños de sus hogares sería una medida adecuada para combatir la obesidad infantil? Algunos especialistas opinan que podría ser útil.
Tal sería el caso del Dr. David Ludwig, del Children's Hospital en Boston, quien asegura que "Llevar a los niños a un hogar provisional podría ayudarles a realizar cambios en su estilo de vida, al mejorar sus hábitos alimenticios e inculcarles la realización de actividad física. Esto les ayudaría a perder peso y mejorar su salud".
El Dr. Ludwig, además, asegura que si un niño es obeso a los nueve años, a los 12 podría desarrollar problemas como colesterol alto, diabetes e hipertensión. "Si no se toman acciones a tiempo, muchos de estos niños podrían estar muertos a la edad de 30", destaca.
No obstante, el especialista reconoce que remover a los niños de sus hogares no tendría que ser una acción permanente: “El objetivo sería reinsertar a los niños en su familia lo antes posible, aprovechando el tiempo que estén separados para que tanto hijos como padres reciban educación que les ayude a cuidar su salud”; asimismo, destaca que ésta debería ser una sólo estrategia de emergencia, de la cual se pudiera echar mano en casos especiales.
Por su parte, otros especialistas consideran que este procedimiento no sería de ningún modo adecuado.
"Retirar a un niño de su hogar hace recaer toda la culpa de sus obesidad sobre los padres, y en realidad la obesidad es una enfermedad multifactorial", asegura el Dr. Arthur Caplan de la Universidad de Pennsylvania.
De acuerdo con el Dr. Caplan, para combatir la obesidad infantil no hay que fijarse sólo en los niños, sino en toda la familia y en la sociedad: "Actualmente estamos sumidos en una cultura de comida: a donde quiera que uno mire hay algo invitándonos a comer; si queremos combatir la obesidad, la solución no está en mover a los niños de unos hogares a otros, sino en cambiar la forma en que la sociedad percibe la comida", concluye.
La obesidad es un problema muy grave que requiere de todos una atención inmediata. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en el mundo hay cerca de 42 millones de niños con obesidad; por su parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que, en los Estados Unidos, son cerca de 12.5 millones los niños y jóvenes que sufren este problema.
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